Leía hace poco que "leer, leer literatura, leer ficción es un gesto contra-época: perder un tiempo que no se posee, estar a la deriva, transitar por un sendero estrecho lleno de encrucijadas, deambular entre metáforas y desnudar o hacer evidente la imagen irritante de un cuerpo que no está haciendo nada, nada productivo, delante de la mirada ansiosa y vertiginosa de un tiempo acelerado".
No puedo estar más de acuerdo. En los últimos años, sentarme en una cafetería a leer en mi libro electrónico o un libro de papel se ha convertido en uno de los últimos reductos de paz para mí. Tanto es así que en Instagram me he aficionado a colgar reseñas y fotografías de algunos de los libros que caen en mis manos, que me recomiendan gente que aprecio, que encuentro recomendados por Internet, o que ocasionalmente me regala alguna editorial. De hecho, las recomendaciones personales es uno de los actos humanos que yo más aprecio, y como tal, he aquí algunas lecturas para mis queridos lectores en esta temporada estival.
Mala sangre: Secretos y mentiras en una startup de Silicon Valley (John Carreyrou, Capitán Swing)
Precisamente en la última del blog hablaba sobre la nueva tecnología aplicada a la ciencia médica. Prometer resultados y hacer marketing de ellos es lo fácil, pero demostrarlo no lo es tanto. Mala sangre cuenta la historia de la startup Theranos, que engañó a inversores, clientes, trabajadores y reguladores con una tecnología que realmente no tenía.
Es una obra soberbia, donde la realidad supera ampliamente a la ficción. A pesar de tratarse de una crónica periodística, el libro no pierde la tensión y la atmósfera de thriller desde la primera hasta la última página.
Los males de la ciencia (Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla, Next Door Publishers)
Juan Ignacio y Joaquín han redactado una obra compendio de varios aspectos por los que la Ciencia no funciona. Tal es el compendio, y tal suele ser el acuerdo entre los científicos respecto a estos temas, que yo lo llamaría Tratado sobre los males de la Ciencia.
El sistema está pervertido, la Ciencia se vuelto una loca carrera de productividad de baja calidad, de escasos recursos, de personas que se pueden permitir dedicarse a la Ciencia, y otras que no. Los avances científicos no llegan a todas las esquinas del globo. Además, existe una actitud dilapidaria de solo publicar y llevar a la luz los experimentos exitosos, no está bien visto publicar 'he probado este experimento, y me ha salido mal, no es el camino', lo cual ahorraría millones a todo el mundo. La ley de Goodhart, reformulada por la antropóloga Marilyn Strathern, lo deja claro: "Cuando una medida se convierte en un objetivo, deja de ser una buena medida"
La ciencia de contar historias (Will Storr, Capitan Swing)
Somos narraciones. Cada uno de nosotros es una historia, que es la que le susurra, hipnótico y meticuloso, su cerebro. El cerebro, en efecto, más que un procesador lógico, es un procesador de narraciones, un narrador de historias. Esa es su función: dotarnos de argumentos que cohesionen, doten de verosimilitud y nos ayuden a controlar nuestro entorno; y que nos hagan sentir el centro de un relato en el cual nos está reservado el papel de protagonistas.
Según Will Storr, este es un descubrimiento al que los narradores de historias y los científicos han llegado por caminos distintos. Por eso, dice, conocer cómo funciona el cerebro nos ayuda a comprender qué es lo que hace que una historia funcione y viceversa. El libro no es un compendio de normas y consejos de cómo contar historias. Se dan algunos: es bueno empezar con algo que haga que el público se sorprenda. Es bueno personalizar la historia en alguien. Ayuda emplear metáforas. Es bueno que haya tensión, que el personaje caiga en la piscina de tiburones. Pero hay mucho más. Will Storr se vale también de conceptos de antropología, de manipulaciones a las masas, de mensajes publicitarios, de historias transmitidas de generación en generación... para explicar por qué las historias son tan poderosas.
El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon, Salamandra)
Un libro que te encoge el corazón, íntimo, y que te da un abrazo en cada página. Esta obra se hizo famosa hace unos años por ser la historia contrada a través de un adolescente autista, Christoffer. La narración es en primera persona, y totalmente descrita tal y como entiende él el mundo. Frases cortas, necesidad de entender todo antes de dar un paso en falso, búsqueda de cariño, empatía, una vida redactada sobre el papel, y ejecutada en la arena. Querulancia. Uno de los libros que más me ha gustado en mucho tiempo.
El placer del amor (Alain de Botton, Lumen)
Bastante adictivo en varios tramos. Una novela filosófica de todos los pasos y reflexiones que nos hemos planteado en los pasos de una relación. Una conversación en alto de una película de Woody Allen. Y en este caso, los personajes del reparto son el propio narrador, que hace de sujeto masculino (¿quizás el propio Alain?) y Chloe.
A lo largo de los diferentes capítulos, se diseccionan todas las fases y reflexiones que ocurren en el amor, desde que se cree que Dios ha hecho que te cruces con esa persona especial y que estáis destinados, hasta la ruptura.