Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

22/8/23

Los aerotaxis y el momento de la verdad

Dentro de un año estaremos viviendo las Olimpiadas 2024 en París. Casi siempre se tienen demasiadas razones para esperar que el presente se convierta lo más deprisa posible en futuro, que el mañana llegue cuanto antes, y así se vivía no por vivir, sino para haber vivido ya. Pero no es por eso por lo que saco a colación lo de París, sino porque la empresa de aerotaxis Volocopter ha anunciado que durante el evento realizará paseos sobrevolando la ciudad, a todo aquél que lo desee (en su modelo Volocity para dos pasajeros). Llamémoslos aerotaxis, pero la característica principal de este tipo de aparatos es el despegue vertical y eléctrico (eVTOL). Para los curiosos, según Volocopter el paseo por París costará tanto como volar en helicóptero, y paulatinamente irán reduciendo el coste.




Ojo, que promesas de esta se han realizado muy a la ligera, tal y como lo ha demostrado otra empresa competidora, la china Ehang, en el año 2017, 2018, 2019, 2020,... y es que Quevedo ya avisó que nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir. El año 2024 y 2025 se revelan claves para esta tecnología de movilidad.

En los Estados Unidos de la década de 1950 se propuso que los helicópteros personales producidos en masa podrían proporcionar la solución a una crisis de movilidad urbana. Las tasas de accidentes de tráfico eran altas. La congestión era un problema importante. Las carreteras eran de mala calidad y demasiado estrechas. El helicóptero personal parecía ofrecer una alternativa natural al fallido transporte terrestre.

Pero los helicópteros personales nunca tuvieron la oportunidad. La solución a la crisis fue más mundana. Se recurrió a fondos federales para construir un nuevo sistema de carreteras para Estados Unidos.

Los problemas de movilidad urbana de hoy comparten algunas similitudes con los de la década de 1950, y ahora se suma el cambio climático a la ecuación. Estamos siendo testigos de otra ola de entusiasmo por una solución aérea. Quizás de un entusiasmo sospechoso de burbuja tecnológica.

Actualmente se están desarrollando más de 200 tipos de aviones eVTOL, todos ellos prometedores con bajos costos de mantenimiento, funcionamiento silencioso y cero emisiones. Nadie espera un cielo lleno de aviones eVTOL personales en el corto plazo. Pero muchos predicen que los aviones eVTOL revolucionarán el transporte de pasajeros y carga en rutas regionales, es decir, rutas más largas que un viaje promedio en taxi urbano pero más cortas que las rutas promedio de una aerolínea nacional.

El problema de estos aerotaxis es que en su mayoría son diseñados y construidos por startups, pero los criterios de fiabilidad que se les exige para homologar su producto es el propio de empresas de aviación, de gigantes como Airbus. Estas empresas grandes no son tan ágiles como para desarrollar este tipo de aparatos en el plazo y con los costes que se requieren. Y es precisamente la naturaleza de startup de las empresas lo que hace que este modelo de negocio sea tan difícil de predecir y de conseguir, y paso a explicarme: estas organizaciones están continuamente gastando dinero para desarrollar lo antes posible el eVTOL en una carrera con la competencia, y para ello han de conseguir financiarse mediante dinero de los inversores de capital riesgo, entidades financieras o lo que sea. Si alguno de estos actores en el juego se queda sin dinero y sin prestamistas, su sueño se romperá para siempre y pasará a ser una empresa quebrada.

Por un lado, desde que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo comenzaran a subir los tipos de interés, cada vez cuesta más encontrar capital, y estamos en un momento crítico. Las previsiones que manejan los expertos es que si las empresas quieren poner en el mercado los prototipos de naves voladoras en 2024-25, es ahora el momento de validar los los prototipos y pasarlos a fase de producción. Algo extremadamente caro.

Además, estas empresas tienen que ingeniárselas muy bien para convencer a los inversores de que su modelo de negocio, su tecnología y sus futuros beneficios económicos son los mejores. De lo contrario, la pasta se irá a otras manos. A modo de ejemplo de todo lo que he dicho, algunos enlaces: Una de las empresas más adelantadas en esta carrera, Joby, sigue perdiendo dinero, pero cumpliendo los hitos técnicos. Esta empresa acaba de recibir el permiso del regulador para validar el primer modelo salido de una línea de producción.

Basta con ver las fotos de algunos modelos de eVTOL para ver las soluciones técnicas de algunas startups:

Joby Aviation

Lillium

Volocopter

Estas soluciones técnicas han dado lugar a diferentes modelos de negocio. Por ejemplo, Volocopter está apostando por trayectos de pasajeros dentro de una misma ciudad. Sin embargo, Lillium apuesta por desplazamientos entre ciudades, como podría ser un Madrid-Valencia. Sin embargo, algunos expertos dudan sobre la viabilidad técnica de las turbinas de Lillium. Entre otras dudas, creen que consumirían mucha energía en el despegue vertical, y que por lo tanto, su autonomía en vuelo sería muy baja. O Ehang, que sigue su propio camino con el regulador chino, el cual pide cosas bastante diferentes al regulador de EEUU y Europa. Y es justo este tipo de detalles los que hacen que los inversores apuesten por una o por otra empresa: la que creen que les va a retornar más beneficios.

Así que no tengáis prisa por que corra el tiempo, pero veremos qué ocurre dentro de un año.
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15/8/23

Los martes del terror y la lista negra de objetivos del presidente Obama

Quedan lejos en la memoria los días sobre los que vengo a hablar en el post de hoy. El presidente Barack Obama acababa de llegar a la Casa Blanca tras vencer a un debilitado George Bush en las urnas.

En aquellos días, la amenaza más importante en los titulares de los medios de comunicación no era la ultraderecha, ni el cambio climático, ni siquiera la sequía. Todo el mundo hablaba del terrorismo, de Al Qaeda y del estado islámico. Es más, el presidente de EEUU dirigía personalmente la "lista secreta de asesinatos" (lista negra) (una tabla actualizada regularmente que muestra a los terroristas más buscados del mundo), y era él mismo el decisor final en el debate de matar o capturar, según una serie de artículos que publicó NYTimes en aquél entonces. El modo de matar era el empleo de drones equipados con misiles Hellfire.

El New York Times dijo que entrevistó a tres docenas de asesores actuales y anteriores de Obama para el artículo, quienes describieron su "evolución desde que asumió el papel, sin precedentes en la historia presidencial, de supervisar personalmente la guerra en la sombra con Al Qaeda":


Apenas unos días después de asumir el cargo, el presidente se enteró de que el primer ataque bajo su administración había matado a varios paquistaníes inocentes. En respuesta a su preocupación, la C.I.A. redujo el tamaño de sus municiones para ataques más precisos. Además, el presidente endureció los estándares: si la CIA no tenía una "casi certeza" de que un ataque resultaría en cero muertes de civiles, Obama quería decidir personalmente si seguir adelante.

Sin embargo, el mandatario empleó un truco totalmente cruento para limitar las muertes de los civiles en los ataques con aviones no tripulados. Según el Times, la Casa Blanca consideraba a "todos los hombres en edad militar en una zona de ataque como combatientes... a menos que haya inteligencia explícita que demuestre póstumamente su inocencia".

La participación personal de Obama en las operaciones antiterroristas se puede ver en su estudio de la "lista de asesinatos" similar a una "cromo de béisbol". Por ejemplo, en enero de 2010, cuatro meses antes de ordenar la operación que mató a Osama bin Laden, el presidente Obama cuestionó la edad de algunos de los sospechosos de Al Qaeda en ella.

A las reuniones donde se decidían los destinos inmediatos de esta lista-negra, se les llamó internamente terror Tuesdays, o martes del terror.

Hoy, publico este post un martes. En plena guerra de Ucrania y la reactivación de conflictos en muchas partes del globo, vuelven a sonar ecos sobre si el presidente Biden empleará de nuevo esta mezquina táctica.


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4/8/23

¿Cuánto es lo justo pagar a un trabajador? La respuesta nunca es numérica

Las teorías sobre la determinación de los salarios y las especulaciones sobre la contribución de la fuerza laboral al producto interno bruto han variado de vez en cuando, cambiando a medida que cambia el entorno económico mismo. La teoría salarial contemporánea no podría haberse desarrollado hasta que el sistema feudal hubiera sido reemplazado por la economía moderna con sus instituciones modernas (como las corporaciones). Sin embargo, mucha se ha opinado y por gente ilustre sobre qué salario merecían los trabajadores, cómo realizar el reparto de beneficios y qué era una sociedad justa, en general. En las siguientes líneas, describiré en orden cronológico algunas pinceladas de las teorías más importantes que han surgido en la historia hasta llegar a la contemporánea, la del capital humano.

No soy un experto en el campo, pero siempre me gusta recordar que las estructuras que nos ha tocado vivir no siempre han sido así, y que las diferentes circunstancias fijadas por la caprichosa historia han derivado en diversas teorías en cada momento. Y la de ahora, puede que sea la IA generativa y los robots.


Teoría clásica
El economista y filósofo escocés Adam Smith, en La riqueza de las naciones (1776), no logró proponer una teoría definitiva de los salarios, pero anticipó varias teorías que fueron desarrolladas por otros. Smith pensó que los salarios se determinaban en el mercado a través de la ley de la oferta y la demanda. Los trabajadores y los patrones seguirían naturalmente su propio interés; la mano de obra sería atraída a los trabajos donde más se necesitara y las condiciones de empleo resultantes beneficiarían en última instancia a toda la sociedad.

Aunque Smith discutió muchos elementos centrales para el empleo, pero no dio un análisis preciso de la oferta y la demanda de mano de obra. Sin embargo, auguró que la calidad de la habilidad del trabajador era el determinante central del progreso económico. Además, señaló que los trabajadores tendrían que ser compensados con salarios más altos si tuvieran que asumir el costo de adquirir nuevas habilidades, una suposición que aún se aplica en la teoría contemporánea del capital humano de nuestros días. Smith también creía que, en el caso de una nación en progreso, el nivel salarial tendría que ser más alto que el nivel de subsistencia para estimular el crecimiento de la población, porque se necesitaría más gente para ocupar los puestos de trabajo adicionales creados por la economía en expansión.


Teoría de la subsistencia
Los elementos de una teoría de la subsistencia aparecen en La riqueza de las naciones, donde Smith escribió que los salarios pagados a los trabajadores tenían que ser suficientes para permitirles vivir y mantener a sus familias. Sin embargo, los economistas clásicos ingleses que sucedieron al escocés, como David Ricardo y Thomas Malthus, tenían una perspectiva más pesimista. Ricardo escribió que el “precio natural” del trabajo era simplemente el precio necesario para permitir a los trabajadores subsistir y perpetuar la raza. La declaración de Ricardo era consistente con la teoría malthusiana de la población, que sostenía que la población se ajusta a los medios para sustentarla.

Es decir, si los salarios aumentaran por encima de la subsistencia, el número de trabajadores aumentaría y reduciría las tasas salariales; si los salarios cayeran por debajo de la subsistencia, el número de trabajadores disminuiría y empujaría hacia arriba los salarios. Su conclusión inflexible de que los salarios siempre serían reducidos le valió a la teoría de la subsistencia el nombre de “ley de hierro de los salarios”.


Teoría del fondo de salarios
Smith decía que la demanda de mano de obra no podía aumentar sino en proporción al aumento de los fondos destinados al pago de salarios. Ricardo sostenía que un aumento de capital se traduciría en un aumento de la demanda de trabajo. Declaraciones como estas presagiaron la teoría del fondo de salarios, que sostenía que existía un "fondo" predeterminado de riqueza para el pago de salarios. Smith definió este fondo teórico como el excedente o ingreso disponible que los ricos podrían utilizar para emplear a otros. Ricardo pensó en él en términos de capital, como alimentos, ropa, herramientas, materias primas o maquinaria, necesarios para las condiciones de empleo. El tamaño del fondo podía fluctuar a lo largo del tiempo, pero en un momento dado el monto era fijo y el salario promedio podía determinarse simplemente dividiendo el valor de este fondo por el número de trabajadores.

Independientemente de la composición del fondo, la conclusión obvia fue que cuando el fondo era grande en relación con el número de trabajadores, los salarios serían altos. Cuando era relativamente pequeño, los salarios serían bajos. Si la población aumentara demasiado rápido en relación con los alimentos y otras necesidades (como lo describe Malthus), los salarios se reducirían al nivel de subsistencia. Por lo tanto, según la especulación, los trabajadores estarían en ventaja si contribuyeran a la acumulación de capital para aumentar el fondo; si hicieran demandas exorbitantes a los empleadores o formaran organizaciones laborales que disminuyeran el capital, estarían reduciendo el tamaño del fondo, lo que obligaría a bajar los salarios. De ello se deducía que la legislación diseñada para aumentar los salarios no tendría éxito, ya que, con sólo un fondo fijo del cual recurrir, los salarios más altos para algunos trabajadores sólo podrían obtenerse a expensas de otros trabajadores.

Esta teoría fue generalmente aceptada durante 50 años por economistas como Nassau William Senior y John Stuart Mill. Después de 1865, la teoría del fondo de salarios fue desacreditada por W.T. Thornton, F.D. Longe y Francis A. Walker, quienes argumentaron que la demanda de mano de obra no estaba determinada por un fondo sino por la demanda de productos por parte del consumidor.


Teoría marxista de la plusvalía
Cómo no, Karl Marx no podía faltar en una cuestión histórica tan relevante, y es que este pensador aceptó la teoría del valor del trabajo de Ricardo. Pero pensaba en el salario de subsistencia de manera diferente a los economistas clásicos. En la estimación de Marx, no fue la presión de la población lo que llevó los salarios al nivel de subsistencia, sino la existencia de un gran número de trabajadores desempleados. Marx culpó del desempleo a los capitalistas. Renovó la creencia de Ricardo de que el valor de cambio de cualquier producto estaba determinado por las horas de trabajo necesarias para crearlo. Además, Marx sostenía que, en el capitalismo, el trabajo era simplemente una mercancía: a cambio de trabajo, un trabajador recibiría un salario de subsistencia.



Teoría de la negociación
La teoría de la negociación de los salarios sostiene que los salarios, las horas y las condiciones de trabajo están determinados por la fuerza de negociación relativa de las partes del acuerdo. Smith insinuó tal teoría cuando señaló que los empleadores tenían mayor poder de negociación que los empleados. Los empleadores estaban en una mejor posición para unificar su oposición a las demandas de los empleados, y también pudieron soportar la pérdida de ingresos durante un período más largo que los empleados. Esta idea fue desarrollada en gran medida por John Davidson, quien propuso en The Bargain Theory of Wages (1898) que la determinación de los salarios es un proceso extremadamente complicado que involucra numerosas influencias que interactúan para establecer la fuerza de negociación relativa de las partes.

La teoría de la negociación es muy atractiva para las organizaciones laborales porque, contrariamente a las teorías de subsistencia y de fondo de salarios, proporciona una razón muy convincente para la existencia de los sindicatos: en pocas palabras, la fuerza de negociación de un sindicato es mucho mayor que la de los individuos. Cabe señalar, sin embargo, que históricamente los trabajadores fueron capaces de mejorar su situación sin la ayuda de las organizaciones laborales. Esto indica que deben haber intervenido otros factores además de la fuerza de negociación relativa de las partes. Aunque la teoría de la negociación puede explicar las tasas salariales en situaciones de corto plazo (como la existencia de ciertas diferencias salariales), a largo plazo no ha logrado explicar los cambios que se observan en los niveles medios de salarios.


Teoría del poder adquisitivo
La teoría del poder adquisitivo de los salarios se refiere a la relación entre los salarios y el empleo y el ciclo económico. No es una teoría de la determinación de los salarios sino más bien una teoría de la influencia que tiene el gasto (a través del consumo y la inversión) sobre la actividad económica. La teoría ganó importancia durante la Gran Depresión de la década de 1930, cuando se hizo evidente que la reducción de los salarios podría no aumentar el empleo como se había supuesto anteriormente. Keynes apoyó esta teoría y relacionó los cambios en el empleo con los cambios en el consumo y la inversión, y señaló que el equilibrio económico podría existir con menos del pleno empleo.

La teoría se basa en la suposición de que los cambios en los salarios tendrán un efecto significativo en el consumo porque los salarios constituyen un gran porcentaje del ingreso nacional. Por lo tanto, se supone que una disminución de los salarios reducirá el consumo y que esto, a su vez, reducirá la demanda de bienes y servicios, provocando una caída de la demanda de mano de obra.


Teoría del capital humano
Según la teoría económica, tiene una especial relevancia el hecho de estudiar si los trabajadores poseen un elevado grado de cualificación, o por el contrario carecen de ésta. A grandes rasgos, sabemos que cuanta mayor cualificación tengan los trabajadores, más salario recibirán, y esto sucede por varios motivos.

A la hora de fijar los salarios, se emplea una negociación colectiva, que consiste en una negociación entre las empresas y los trabajadores, para después firmar el salario que recibirán por el trabajo realizado. En estas negociaciones intervienen dos partes, primero las empresas, y después los sindicatos, que actúan en representación de los trabajadores.

Si la empresa tiene mayor poder de negociación en los salarios que los sindicatos, se firmaran salarios monetarios menores, puesto que esto les beneficiaría, pero si fuese al revés se fijarían salarios monetarios mayores. Para entender esto vamos a analizar de qué depende que el poder de negociación de ambos organismos sea mayor o menor.

Por un lado, las empresas tendrán un mayor poder de negociación cuantas más personas desempleadas haya, porque les será mas sencillo encontrar unos buenos sustitutos a las personas que despiden, y podrán fijar salarios menores, porque el salario de reserva, es decir, el salario mínimo por el que un individuo esta dispuesto a trabajar es menor, debido a la elevada tasa de paro. También depende del grado de cualificación de los trabajadores, pero resulta más sencillo analizar esta variable dentro de los sindicatos.

Por otro lado, los sindicatos tendrán un mayor poder de negociación cuanta más cualificación tengan los trabajadores. Si los trabajadores están altamente cualificados para un puesto de trabajo determinado, las empresas no querrán despedirles, porque tendrán serias dificultades para encontrar un buen sustituto a ese trabajador que ha despedido. Si esto ocurre el poder de negociación de los sindicatos aumenta.

En definitiva, si las empresas tienen un mayor poder de negociación de los sindicatos, tendrán mas facilidades para encontrar buenos sustitutos a los trabajadores que despidan, y los sindicatos tendrán mas dificultades para negociar buenos salarios para los trabajadores dada esta situación, en la cual también el desempleo es alto, lo cual favorece a las empresas, y favorecerá finalmente que se negocien salarios monetarios menores y que las personas disminuyan su poder adquisitivo.

Por otra parte, si los sindicatos tienen mayor poder de negociación que las empresas, bien sea porque los trabajadores están muy cualificados, o bien sea porque hay una baja tasa de paro, podrán conseguir que se firmen salarios monetarios mayores y que las personas tengan un mayor poder adquisitivo.


Fuente: https://www.britannica.com/topic/wage

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