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25/11/23

El primer aerotaxi certificado del mundo es el eHang EH216-S

Ya por la feria CES 2016, en Las Vegas, eHang asombró al mundo con un concepto de octacóptero autónomo para el transporte de pasajeros. Siete años más tarde, este concepto se ha transformado en el primer taxi aéreo eléctrico de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) totalmente certificado del mundo, aprobado para uso comercial desde octubre de 2023.

El regulador chino aceptó formalmente la solicitud de certificación de tipo de EHang para su taxi aéreo de pasajeros en 2021. Desde entonces, la empresa ha trabajado para completar una serie de objetivos -adaptados a las características específicas de la aeronave- establecidos por el regulador. En febrero de 2022, la CAAC publicó las "condiciones especiales" para el EH216-S, proporcionando una base de cumplimiento para esos objetivos.


Esta aeronave autónoma puede transportar a dos pasajeros hasta 30km entre recargas de batería, alcanzando una velocidad máxima de aproximadamente 130km/h.

Aunque sus especificaciones puedan parecer modestas comparadas con las de competidores como el Joby S4, con una autonomía de 320 km y una velocidad de 320 km/h, el eHang 216 es idóneo para trayectos urbanos cortos y vuelos turísticos panorámicos (ya comentamos en este blog que el modelo de negocio de las empresas eVTOL no es el mismo siempre). La certificación para este tipo de naves aéreas, expedida por la Autoridad de Aviación Civil china, pone de relieve el compromiso de China de liderar el sector de los eVTOL comerciales. Una pequeña carrera espacial moderna. Es importante señalar que esta certificación sólo es aplicable en China, ya que no se espera que la FAA estadounidense y la EASA europea concedan certificaciones eVTOL hasta al menos 2024, siendo más probable en 2025 o 2026.

Además, la plena autonomía del eHang 216 puede retrasar aún más las certificaciones en estos mercados, donde la mayoría de los demás taxis aéreos que aspiran a la certificación llevarán pilotos a bordo. La descripción del eHang 216 como "vehículo aéreo no tripulado (UAV) de transporte de pasajeros" añade un toque divertido a su ya notable trayectoria.

En algunos aspectos, esta certificación no supone un cambio significativo; eHang lleva varios años realizando "vuelos de demostración" con pasajeros por toda China, un hito que muchas compañías occidentales de taxis aéreos eVTOL, con Volocopter como rara excepción, aún no han logrado. Joby Aviation acaba de celebrar sus primeros vuelos de prueba con un piloto a bordo.

La principal transformación reside en el hecho de que eHang está ahora autorizada a cobrar a los pasajeros por sus servicios, lo que allana el camino para que la empresa amplíe sus operaciones comerciales, de fabricación y de transporte a mayor escala.

La rápida introducción de esta tecnología punta en el mercado chino es discutible: algunos la consideran una medida arriesgada que podría poner en peligro vidas humanas. Sin embargo, el estado del EH216 ya ha realizado más de 40.000 vuelos de prueba, cumpliendo todos los requisitos reglamentarios de seguridad, incluidas demostraciones públicas con pasajeros a bordo. Aun así, hay un recelo innegable: en caso de accidente grave del avión eHang, el incidente podría no llegar a conocimiento público. Dado el panorama de los medios de comunicación en China, donde predomina el control estatal, los incidentes considerados potencialmente embarazosos podrían quedar sin informar. Incluso se especula con la posibilidad de que se hayan producido varios accidentes de eHang sin que se hayan hecho públicos.

Los eVTOL utilizan propulsión distribuida a través de varios motores, y además, el sistema cuenta con mucha redundancia. En caso de avería del motor del EH216, otros 15 están preparados para compensar, garantizando la finalización del vuelo de forma segura.

Desde esta perspectiva, el enfoque acelerado de China puede parecer sensato, sugiriendo que el resto del mundo podría estar enredándose innecesariamente en trámites burocráticos. Pero, como suele decirse, cada subcláusula de cada norma del reglamento de aviación se ha escrito con sangre.

A partir de ahora, EHang intensificará la fabricación en su planta de producción de Yunfu, en la provincia china de Guangdong. Sin embargo, hace unos días una empresa de ventas en corto, Hindenburg Research, publicó un detallado informe de 8.000 palabras sobre EHang que aportaba más pruebas para estas dudas. El informe detallaba que gran parte de la cartera de pedidos de más de 1.300 unidades de EHang parecía "casi todo humo" y que las primeras ventas "activan todas las alarmas de unos ingresos falsos".


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22/11/23

Tesla gana el primer juicio de una víctima mortal de tráfico y el Autopilot

En una decisión histórica, el pasado 31 de octubre un jurado de California falló a favor de Tesla en una demanda derivada de un accidente de 2019 que involucró a un Model 3 que funcionaba con su sistema Autopilot. El demandante, la familia del conductor fallecido, Micah Lee, alegó que el diseño defectuoso del Autopilot provocó que el vehículo se saliera de la carretera, chocando con una palmera y provocando la muerte de Lee.

Tesla, por su lado, siempre sostuvo que el accidente fue atribuible a un error humano, enfatizando el consumo de alcohol informado por Lee antes del incidente. Además, Tesla incluso cuestionó si el Autopilot estaba activado en el momento del accidente.

Después de deliberar, el jurado se puso del lado de Tesla y concluyó en un veredicto de 9 a 3 que la compañía no era responsable del trágico accidente. Este fallo marca la segunda victoria de Tesla en una serie de casos relacionados con accidentes relacionados con el "piloto automático".

Estos veredictos aclaran el debate legal sobre las responsabilidades de los fabricantes de automóviles en relación a los accidentes y los sistemas de conducción autónoma. A medida que la tecnología ADAS se vuelve cada vez más frecuente, los tribunales se enfrentan a la compleja cuestión de repartir la responsabilidad en caso de accidentes. Y lo creáis o no, yo sí que estoy convencido de que estos hitos legales son tan importantes como los avances tecnológicos hacia una hipotética adopción masiva de vehículos autónomos en un futuro a medio plazo.



A principios de este año, otro jurado falló en contra de la demandante Justine Hsu, quien demandó a Tesla después de que su vehículo chocara contra una mediana en Los Ángeles mientras usaba el Autopilot. Sin embargo, esta mujer no estuvo involucrada en un accidente mortal. Tesla ganó el juicio defendiendo que les dice a los conductores que su tecnología requiere constante supervisión humana, a pesar de los nombres de “Autopilot” y “conducción totalmente autónoma”. Este punto es un uso bastante cínico de la cosa tecnológica para el marketing, y no podemos garantizar que todos los conductores de Tesla conozcan los conceptos básicos de ingeniería de la conducción autónoma. Ahora la compañía está nuevamente bajo investigación debido a algunos ADAS que permiten a los conductores usar el sistema durante períodos prolongados de tiempo sin pedirle que coloque las manos en el volante, el llamado modo Elon. Ya veremos. Volviendo al juicio, la empresa propiedad de Elon Musk afirma que
    

Todo conductor debe estar preparado para tomar el control total del coche en cualquier momento

El abogado de la empresa afirma que el sistema avisa con tiempo suficiente para que el conductor reaccione, siempre y cuando concentrado en la carretera. Nada nuevo bajo el sol.

En todos los accidentes mortales en los que interviene el célebre sistema de Tesla, resulta evidente que el conductor no prestó atención a la carretera. En el accidente de Huang, por ejemplo, los investigadores de la NTSB determinaron que una víctima estaba jugando con su teléfono cuando murió.

Todo esto de Tesla, su publicidad y su realidad me recuerda la muy castellana expresión haz lo que diga, y no lo que haga.

Por cierto, que Ford, con muchísima menos fanfarria, es el primer fabricante que permite legalmente circular sin las manos en el volante en Europa.

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13/11/23

Los robotaxis hacen trampas: la conducción autónoma podría no serlo tanto

Los vehículos autónomos han sufrido un verano muy intenso, particularmente las empresas Waymo y Cruise, propiedades de los gigantes Google y General Motors, respectivamente. Se trata de dos de las startup más adelantadas en la carrera por dominar esta tecnología que, sin embargo, han tenido que frenar en seco en los últimos meses.

El 11 de agosto de 2023 ambas compañías obtuvieron la aprobación del estado de California para comenzar a ofrecer servicios de taxis autónomos 24 horas al día, los 7 días a la semana, y cobrando (hasta entonces, su actividad estaba restringida a unos horarios de poca densidad de tráfico). La ciudad de San Francisco se abría por primera vez a estos servicios.


Poco les duró la alegría. Unos días más tarde, el 19 de agosto, las autoridades estatales penalizaron a Cruise por varios fallos graves ocurridos la noche anterior. Primero, un robotaxi se empotró contra un camión de bomberos que acudía una emergencia. En otro incidente, unas horas más tarde, fue un coche normal, pilotado por un humano, el que se saltó un semáforo y arrolló a uno de estos robotaxis.

En total, Cruise tuvo que reducir los 300 vehículos que tenía circulando por la ciudad a la mitad. Sin embargo, aún le faltaba la puntilla a la startup de General Motors, y ésta llegó hace unos días, cuando saltó la noticia de que el estado de California le retiraba la licencia de vehículos autónomos después de que uno de sus modelos no detectara que tenía a una persona atropellada debajo. Tras ello, Cruise anunció que cancelaba todas sus operaciones en Estados Unidos. Waymo ha optado por frenar su ritmo de expansión.

La cruda realidad es que una startup que no circula es una startup que no genera beneficios. Esto es un problema cuando estás inmerso en una carrera empresarial y tecnológica por quemar dinero, demostrar resultados, y seguir quemando dinero de inversores, todo ello hasta que a estos se les agote la paciencia o una de las empresas se erija vencedora.


¿Cuál es la situación ahora?

Tecnológicamente, el hecho de que hayan estado circulando por ciudad cientos de vehículos autónomos es una gran hazaña. Waymo y Cruise han recorrido un total de casi 13 millones de kilómetros sin conductor, incluidos más de 6,4 millones de kilómetros en San Francisco desde principios de 2023. Debido a que la ley de California exige que las empresas de vehículos autónomos informen de cada accidente importante de forma pública, sabemos mucho sobre su desempeño.

En total, las dos empresas han informado de algo más de 100 accidentes con vehículos sin conductor. Puede parecer mucho, pero ocurrieron en unos 10 millones de kilómetros de conducción. Eso equivale a un accidente cada 100 000 kilómetros, unos cinco años de conducción para un automovilista habitual.

Sin embargo, en estas estadísticas no se cuentan otros incidentes también importantes, como atropellos a perros, golpes de chapa en los que el robotaxi huye, o que el vehículo autónomo arda espontáneamente.

Si echamos la vista atrás, lo que las grandes tecnológicas nos prometían eran transportes en ciudad más baratos, rápidos y seguros. Uno de los mayores críticos de esta tecnología es el investigador Filip Piekniewski, quien ya advirtió que, después de 100 000 millones de dólares invertidos en esta tecnología, seis empresas han quebrado, tres están intentando sobrevivir y solo a dos parece irles bien.


Probablemente, la actitud de Piekniewski sea demasiado radical. En mi caso, estoy convencido de que la conducción autónoma se logrará, aunque quizás necesitemos cambios más profundos.

En muchos medios se puede encontrar el dato de que entre el 90 y 94 % de los accidentes en carretera se deben a errores humanos. La historia de esta cifra se remonta nada menos que a 1979. Posteriormente, la autoridad en seguridad vial de EE UU, la NHTSA, publicó en 2015 un documento de dos páginas que decía que “la razón crítica, que es el último evento en la cadena causal del accidente, fue asignada al conductor en el 94 % de los accidentes”. Un poco más adelante, el organismo subrayaba que, “aunque la razón crítica es una parte importante de la descripción de los eventos que condujeron al accidente, no debe interpretarse como la causa del accidente”.

El argumento de sustituir al conductor por un algoritmo para reducir ese 94 % de causas humanas es, por lo tanto, falso. Numerosas voces autorizadas en seguridad vial han levantado la voz sobre este uso tramposo de las estadísticas.

Quizás, por lo tanto, los vehículos autónomos no deban reflejar como métrica principal el número de accidentes, sino que debieran tener sus propias métricas. Y probablemente también sea importante recordar que cada vehículo autónomo en la vía pública tiene un conductor humano de seguridad a bordo o en algún lugar observando y controlando de forma remota.

Los vehículos autónomos podrían no serlo tanto

Precisamente hace unos días, el New York Times publicó un artículo que saca los colores a Cruise y a estos conductores de seguridad.

Según los periodistas del New York Times, la empresa de vehículos autónomos empleaba una media de 1,5 conductores de seguridad por vehículo, y tenían que intervenir en la conducción muy frecuentemente. Si esto fuera cierto, sería lógico cuestionarse si el resto de startup de robotaxis están haciendo las mismas trampas. Siendo así, estaríamos aún muy lejos de la conducción autónoma del imaginario popular.

Quizás la conducción autónoma no sea la solución a nuestros problemas de tráfico. Tal vez haya que pensar en una conducción tecnológicamente asistida, que complemente al humano y que le ayude a no fallar. Al fin y al cabo, puede que la viabilidad técnica de vehículos tan complejos que rocen la inteligencia e intuición humana sea imposible en los marcos de movilidad urbana de nuestras ciudades.

Probablemente, también sea importante entender que los robotaxis no son solo un invento tecnológico, sino uno en gran medida socioeconómico.


Este artículo se publicó originalmente en The Conversation


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