Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

19/10/20

La mundanidad de la Excelencia: no es cuestión de talento

Hay dos grupos de personas en el mundo, los que ven lo siguiente como una oportunidad y los que lo encuentran absolutamente aterrador:

El primer grupo de personas lee esto y dice "genial, eso significa que nada me impide tener éxito". El segundo grupo de personas dice "Oh, oh, eso significa que no puedo usar el talento como excusa para no tener éxito". La gente quiere creer que la habilidad inherente determina el éxito porque los absuelve de la responsabilidad de su propio bajo nivel de desempeño.

Esta visión de mentalidad fija es tentadora: si no nacemos con talento, es mejor que ni siquiera intentemos ser de alto rendimiento, pero también es incorrecta. Las creencias del primer grupo de personas, las que tienen una mentalidad de crecimiento (las habilidades de la idea se pueden desarrollar), están respaldadas por muchos estudios de logros superiores en muchas profesiones. Como se describe en el artículo “The mundanity of Excellence” de Daniel Chambliss, cuando estudiamos objetivamente la excelencia descubrimos:

La excelencia requiere hacer cosas pequeñas y ordinarias de manera consistente. El talento innato no es responsable de un alto rendimiento. Una mejora significativa es el resultado de cambios cualitativos en la forma en que practica las habilidades, no de hacer más de lo mismo.

Fuente


El éxito significa hacer bien las cosas pequeñas repetidamente. Y aquí viene algo que considero muy importante: el éxito para cada persona es diferente y subjetivo. No consiste en ser superemprendedor, ni ser rico, ni esas visiones romantizadas por las películas de Hollywood. Éxito puede ser algo tan simple como lograr ser más o menos feliz, salir adelante a pesar de las adversidades y obtener pequeños triunfos.

La frase “La Excelencia es mundana” significa que no hay una tarea extraordinaria que deba realizarse para alcanzar la cima de un campo. En cambio, uno debe llevar a cabo series de pequeñas acciones correctamente una y otra vez para lograr un alto rendimiento. En cualquier profesión (atletismo, inversión en acciones, programación, redacción, escuela) las pequeñas cosas determinan el éxito. Tomadas de forma aislada, cada una de estas decisiones menores es fácil de acertar, pero no podemos hacerlas bien solo una vez, tenemos que hacerlo bien cada vez.

¿Cuáles son algunas de estas opciones supuestamente fáciles? Depende de su campo, pero algunos ejemplos de una búsqueda común, altas calificaciones en la universidad, son:

1- Pasar 15 minutos de tiempo dedicado a leer artículos de noticias a estudiar
2- Buscar la ayuda de un profesor después de la clase si estás estancado
3- Repasando ese ejercicio una vez más
4- Asistir a los seminarios opcionales


Ninguna de estas acciones requiere mucho esfuerzo e incluso pueden parecer demasiado obvias. Si esto es todo lo que se necesita, ¿por qué no todos obtienen puntuaciones perfectas en la escuela? La respuesta es que el éxito significa hacer todo esto correctamente cada vez. Hacer la elección "correcta" una vez (la elección correcta suele ser obvia) no evita grandes obstáculos. Hacer esta elección decenas de miles de veces sin desviarse es lo que diferencia a los grandes triunfadores.

En el artículo, Chambliss llega a decir que las pequeñas cosas son las únicas cosas que importan. Como se describe en relación con la natación:

"Cada una de esas tareas parece pequeña en sí misma, pero cada una le permite al atleta nadar un poco más rápido ... Ganar una medalla de oro no es más que la síntesis de un sinnúmero de cosas tan pequeñas".

En los negocios, Peter Drucker afirma que "la eficacia como ejecutivo exige hacer ciertas cosas, y bastante simples". Ray Dalio hace el mismo punto repetidamente en sus Principios cuando describe las acciones aparentemente menores que diferenciaron a Bridgewater Associates. Una vez más, no existe un único secreto oculto para el éxito, solo la ejecución de las prácticas correctas de manera consistente. Además, estas decisiones son tan pequeñas que casi siempre están completamente bajo su control, lo que significa que puede elegir su nivel de éxito.

En resumen, cualquier persona capaz de tomar la pequeña decisión correcta una vez es capaz de lograr la excelencia en su campo. La diferencia entre quienes realmente llegan a la cima y quienes pasan sus vidas abajo es la coherencia. Si hay algo en común para el éxito, es la capacidad de tomar decisiones positivas repetidamente sin desviaciones.
 

El mito del talento innato

El talento, un don físico o mental innato que otorga un gran éxito en la vida, no existe. De hecho, el talento es producto de grandes logros, no su causa; cuando vemos a un gran actor, lo etiquetamos como talentoso después de ver su éxito. El logro conduce al descriptor talentoso. Al atribuir el éxito al talento, mezclamos las variables independientes y dependientes. 

La falacia del talento surge porque solo somos testigos de la excelencia final en sí misma y no de las innumerables horas de trabajo que se dedicaron a producirla. Observamos el producto final perfecto de un individuo y trazamos una línea recta a lo largo de su vida, conectando eventos dispares en una narrativa coherente. Esta historia siempre tiene un solo tema: el individuo tenía talento y, por lo tanto, estaba destinado a la grandeza. Si pudiéramos presenciar la totalidad de las acciones, la repetición de pequeñas tareas, que resultaron en el desempeño, entonces no seríamos tan rápidos en confiar en el talento como explicación. En última instancia, usar el talento para explicar el desempeño superior nos impide comprender el proceso repetible que generó el éxito, uno que podríamos seguir si quisiéramos.

En el artículo que estamos referenciando, Chambliss aplica su teoría del talento a las costumbres del equipo olímpico de natación. Las características que les permiten alcanzar la excelencia y diferencian respecto a otros nadadores, son las siguientes:


1- Técnica: han perfeccionado cientos de pequeños detalles en su forma de nada

2- Disciplina: pueden entrenar o no por más tiempo, pero "su energía se canaliza cuidadosamente".

3- Actitud: En los niveles más altos de la natación competitiva, ocurre algo así como una inversión de actitud. Las mismas características del deporte que el nadador corriente encuentra desagradables, las disfruta el nadador de alto nivel. Lo que otros ven como aburrido, por ejemplo, nadar de un lado a otro sobre una línea negra durante dos horas, lo encuentran pacífico, incluso meditativo, a menudo desafiante o terapéutico. 

Fuente


 En resumen, basándonos en trabajos científicos que han investigado este tema, nos quedamos con tres hallazgos principales sobre la naturaleza de la excelencia:

1- Las pequeñas decisiones conducen a la excelencia cuando se toman correctamente de manera consistente.
2- Las habilidades innatas no son la causa del desempeño superior
3- Los avances significativos requieren hacer las cosas de manera diferente

Es demasiado fácil hablar de estas ideas de manera abstracta y mucho más difícil ponerlas en práctica. 




Este artículo es una traducción libre del texto aparecido en Medium, The Mundanity of Excellence, de Will Koehrsen.

Comparte:

12/10/20

Sobre exalumnos y sus caminos profesionales, en pandemia

Como quizás ya sepáis la mayoría de los que leéis esta bitácora web, el que os escribe, fuera del blog tiene otra vida. Concretamente, en la Escuela de Ingeniería de la Universidad del País Vasco, en Donostia. 

Bien, pues un servidor comentaba hace unos días que, tras preguntar a unos cuantos de sus exalumnos -que ya acumula unos cuantos- se sorprendía positivamente de que casi todos estaban trabajando en algo relacionado sobre ingeniería, y que incluso alguno había logrado cambiar de empleo en medio de la pandemia. Recibí numerosas reacciones a este tuit, tanto en público como en privado.

Quizás sea porque las redes sociales y los medios de comunicación nos han educado a acostumbrarnos obedientemente a recibir solo noticias dramáticas y pesimistas. Pero mi comentario no por eso dejaba de ser verdad, y estoy muy orgulloso de esas personas que yo me crucé en su camino en un momento de sus vidas, y lo aprovechamos para conectar un poco más.

 

Fuente

Cada año, a principio de curso, intento hacer una puesta al día sobre las historias profesionales de estos alumnos con los que ha habido un poco más de química. Cada año, se van acumulando un puñado de emails más. Es difícil plasmar por aquí qué hace que un profesor se fije en alguien, pero pueden ser muchas y diversas características, tal y como os corroborará cualquier otro docente. Las anécdotas, dudas internas y confesiones generadas durante estos emails da para mantener una sonrisa de muchas horas y para escribir más de un libro de anécdotas.

A día de hoy, la foto laboral de esos alumnos es muy buena, y es fruto de su trabajo y de un empujón de suerte, que no sirve de nada sin lo anterior.  No voy a entrar en debates estériles sobre el valor de este logro con alusiones a 'a saber cuánto cobran', 'siendo jóvenes, tendrán trabajo. Si tuvieran mi edad'...

Si hay algo que he aprendido en estos años de vida profesional mía, es que el éxito total, no existe. Si equiparamos esa palabra a la obtención de fama, poder y riqueza, esa palabra tan grande solo es alcanzable por personas muy alejadas de nosotros. En cambio, salir adelante en la vida, trabajar y disfrutar haciéndolo, obtener pequeños y grandes logros profesionales, con suerte... eso se parece más al éxito del común de los mortales.

Y también he aprendido que lo mejor que le puede ocurrir a un profesor es que sus alumnos le adelanten y se acuerden de ellos.

Si sois profesores, como si no lo sois, podéis dejarme en los comentarios de esta entrada cuál es vuestra impresión, respecto a todo esto y cómo veis la vida en este mundo laboral pandémico.

Comparte:

5/10/20

¿Por qué no existen ya trenes autónomos?

Es posible que alguno de los lectores de este artículo se acuerde de las eternas y grandilocuentes promesas que se hacían sobre la conducción autónoma. Para mí, se lleva la Palma este: 

 En 2020, habrá 10 millones de coches autónomos circulando (Business Insider

No se trata de hacer leña del árbol caído. Hay muchas más predicciones en la web, y le dejo al avezado lector que salsee un poco, si le pica la curiosidad. 

Sin embargo, en la conversación informal sobre coches autónomos, es inevitable que alguien pregunte '¿por qué no hay trenes autónomos, si es mucho más fácil?'. Y dicho y hecho. Realicé la consulta en Twitter a todo un experto en el mundo ferrocarrilero, Ivan Rivera, y la conversación resultante se puede leer aquí. Estas son algunas de sus respuestas:

 



Pero aún así, seguro que a muchos nos suena el ejemplo de metros o tranvías que sí que son autónomos. Pero todo tiene su explicación:


Desde aquí, un saludo a Iván y muchas gracias por su masterclass. De aquí en adelante, el tiempo dirá hacia dónde progresa la tecnología.


Metro de Copenhagen
Fuente


Comparte:

Nos leemos:

descripción descripción descripción

Recibe las entradas por correo

En mi mesilla

Blog Archive

Licencia Creative Commons