Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

26/12/23

2023, un año de lecturas

Espero que los lectores de este blog hayan tenido unas felices fiestas y que aún guarden fuerzas para las que vienen. Como viene siendo habitual en el blog, toca hacer balance de lo que ha sido el año en cuando a lecturas. Normalmente, incluía en esta entrada todo lo que leía, pero este año he sido particularmente prolífico, así que me voy a limitar a poner mis mejores lecturas. Para quien quiera curiosear un poco más, en mi perfil de Goodreads puede leer las reseñas del resto de libros que no aparecen aquí.


Los hermanos Wright (David McCullough)
¡Una obra maestra! En esta obra el maestro David McCullough, dos veces ganador de un Pullitzer, narra algo totalmente evidente a tenor del título. Desde el nacimiento de los hermanos Wright, los muy importantes orígenes de sus padres, hasta pasar por todas las pruebas que realizaron con sus prototipos de vuelo, con quién hablaron y cómo se sentían.

Esta obra ha sido posible gracias a la prolífica colección de epístolas que la familia se enviaba entre sí, de punta a punta del país, o del mundo. Se percibe sin parangón la personalidad de los dos hermanos, y de la no menos importante hermana, una parte fundamental del éxito y el aguante de la aventura aérea.

A pesar de que el libro es una secuencia cronológica de todos los pasos que fueron dando los hermanos Wright hasta lograr pasar a la historia, el libro no es nada árido, y el autor se para y recrea la atmósfera, la mente y los pensamientos de los personajes en los momentos clave de la aventura. No llegaría a decir que es una crónica periodística, sino que pertenece al género de biografías, y tal y como he dicho, hasta se dibujan los personajes, como si de unas vida de novela se trataran.


La ciencia de contar historias (Will Storr)
Somos narraciones. Cada uno de nosotros es una historia, que es la que le susurra, hipnótico y meticuloso, su cerebro. El cerebro, en efecto, más que un procesador lógico, es un procesador de narraciones, un narrador de historias. Esa es su función: dotarnos de argumentos que cohesionen, doten de verosimilitud y nos ayuden a controlar nuestro entorno; y que nos hagan sentir el centro de un relato en el cual nos está reservado el papel de protagonistas.

Según Will Storr, este es un descubrimiento al que los narradores de historias y los científicos han llegado por caminos distintos. Por eso, dice, conocer cómo funciona el cerebro nos ayuda a comprender qué es lo que hace que una historia funcione y viceversa. El libro no es un compendio de normas y consejos de cómo contar historias. Se dan algunos: es bueno empezar con algo que haga que el público se sorprenda. Es bueno personalizar la historia en alguien. Ayuda emplear metáforas. Es bueno que haya tensión, que el personaje caiga en la piscina de tiburones. Pero hay mucho más. Will Storr se vale también de conceptos de antropología, de manipulaciones a las masas, de mensajes publicitarios, de historias transmitidas de generación en generación... para explicar por qué las historias son tan poderosas.

Todos somos, entonces, personajes de ficción. De las novelas y de las películas (aquí se interpretan muchas: entre otras, Los restos del día, de Ishiguro; Lolita, de Nabokov; El rey Lear, de Shakespeare; Ciudadano Kane, de Welles, o Lawrence de Arabia, de Lean) podemos aprender a mejorar ese personaje que encarnamos hasta alcanzar un progresivo grado de autorrealización y felicidad. De los experimentos y las conclusiones de los neurólogos, psiquiatras, psicólogos o antropólogos (son numerosos y divertidos los trabajos citados y comentados), que debemos aprender a desconfiar de nuestro cerebro para que no nos ciegue respecto de la gran diversidad de lo real.

La ciencia de contar historias es un estudio, por momentos fascinante, pero también es en sí mismo una historia. La historia de amor, no siempre correspondido, entre el cerebro como segmento anatómico y el cerebro como novela. Por eso uno, cuando lo lee, tiende a empatizar con los personajes secundarios, con las ideas menores, con frases sueltas o con los ejemplos que apuntalan las tesis centrales.



Historia de Shuggie Bain (Douglas Stuart)
Cualquier reseña que yo redacte, siento que no hará honor a esta gran novela del debutante Douglas Stuart.

La novela está ambientada en Glasgow en los años 80, una creciente y próspera zona minera que con la llegada de Thatcher se ve abocada al desempleo, el abandono y la desesperación. Allí vive Agnes Bain, una mujer bellísima y sin suerte que siempre soñó con alcanzar una vida mejor: una casa bonita y una felicidad que no tuviera que pagar a plazos. Cuando su marido, un taxista mentiroso y machista, la abandona por otra, Agnes se ve sola a cargo de tres hijos en un barrio sumido en la miseria y la decepción, hundiéndose más y más en el pozo sin fondo de la bebida. Sus hijos harán lo posible por salvarla, pero, obligados ellos mismos a salir adelante, acabarán por rendirse uno a uno. Todos menos Shuggie, el hijo menor, el único que se niega a ceder, el que con su amor incondicional mantiene a flote a Agnes.

Toda la obra está impregnada de una ternura, de una magia y de una inocencia tal, que es de los libros que más me ha emocionado. Pasan las semanas y los meses, y sigo saboreando la novela y recordando cómo me hizo sentir. Los personajes están bellamente perfilados, pero tanto Shuggie, el niño afeminado del que se ríen en la escuela y en el barrio, y que no encaja en ningún lugar, como su madre Agnes, esa bella mujer que ahoga sus frustraciones en alcohol y en autodestruirse, quedan como personas cercanas a uno mismo, que podrían encontrarse por la calle, cercanos y tan conocidos.


Otra vida por vivir (Theodor Kallifatides)
¿Ya está? Qué rápido se ha pasado el tiempo. Quizás con estas palabras habría terminado mi conversación con Theodor Kallifatides. Durante toda la obra, parece que el autor de origen griego conversa sus pensamientos en alto, sin interpelarnos, sin pedirnos más protagonismo del que nosotros le demos. He sentido que el escritor me habla con una luz baja, en una cafetería y con poca clientela, mientras divaga y se propone contarme una historia. La del intento de venta de su estudio de escritura, su rincón, su castillo.


A veces, en el momento de decir o hcer algo, me he sorprendido deseoso de tener un espejo para ver si lo que he dicho o hecho es correcto. Quizá finalmente ese "si" sea el precio más alto de la emigración.

A pesar de la corta longitud del libro, el autor toca temas de calado humano, la esencia de la vida, la mirada retrospectiva de alguien que ha vivido casi de todo

¿Qué vida habría vivido si no me hubiese ido de Grecia? ¿Quién sería? ¿Qué sería?

No sé muy bien qué tiene la escritura de este autor. No se adorna con lirismos, no usa grandes florituras. Tan solo frases cortas, cargadas de madurez, una voz ronca, y un ritmo en su lectura que te impulsa hasta a hacer las pausas.


Guerra (Sebastian Junger)
"Guerra" es el título de la obra en la que Sebastian Junger pasa 15 meses con un puñado de hombres en una de las zonas más hostiles de las montañas de Afganistán, en la que las emboscadas son permanentes, el estado de tensión se palpa en cada amanecer, y los tiroteos pueden llegar a ser tan comunes que los soldados norteamericanos a veces se lo toman como un divertimento. No es un libro de buenos y malos. Es un libro en el que se describe la vida de ese puñado de hombres. Cómo viven, qué comen, cómo hablan, cómo se comportan, cómo alivian sus necesidades, cómo curan sus heridas de metralla, o cómo se alienan según van pasando las semanas y los meses. Un libro bello. Un libro en ocasiones muy duro y descarnado.

La primera mitad del libro me ha parecido intachable. He percibido la atmósfera, las máscaras de cada soldado para escapar de la pesadilla en la que se ha metido, y la tensión sobre el terreno. La segunda mitad, quizás, me ha parecido mucho más reflexiva del autor, y además, coincide con menos actividad bélica sobre el terreno, lo cual lleva a otro tipo de malos sueños a los soldados.

El primer pelotón pasa treinta y ocho días sin poder ducharse o cambiarse de ropa, por lo que al final los uniformes están tan impregnados de sal que se aguantan de pie solos

Alguien lanza la pregunta de si resulta fisiológicamente posible masturbarse durante un tiroteo. Se reconoe que esto sería el non plus ultra de la masturbación, pero hay consenso al respecto: no es posible

Hace un año leí Despachos de guerra. Me encantó. Este también. No se merece 6 estrellas, pero las 5 creo que sí. Se entiende muy bien cómo funciona este tipo de avanzadillas soldados, qué sienten, o cómo se defienden del enemigo. Y cómo, parte de la venganza de estos hombres es que tras descubrir unos objetivos talibanes, envían sobre ellos toda la furia de los aviones A-10 para que arrasen con ellos. En el libro se plasma muy bien que para realizar cualquier tipo de acción, el ejército de EEUU tiene una jerarquía y burocracia muy rígida. Nadie hace lo que le da la gana. Se es responsable de cada acción de combate y cada decisión.

La guerra no es solo lo que se cuenta en los telediarios. También es lo que se vive en estas "familias" de soldados, en los que casi matar y el sentido de pertenencia al grupo resulta adictivo.


Cómo funciona el mundo (Vaclav Smil)
Totalmente revelador. Vaclav Smil describe el funcionamiento del mundo a partir de los tipos de energía y los materiales más básicos. De esa manera, estableciendo muchas cifras muy fáciles de seguir, se dedica a poner blanco sobre negro algunos de los titulares de medios de comunicación o políticas energéticas de los últimos tiempos.

¿Se puede sustituir toda la energía de un país solo con energía eólica?
¿Es el veganismo la mejor opción para ser sostenible con el medio ambiente?
¿Es lo mejor cerrar las plantas nucleares?

Uno de los libros más subrayados de mi año. Una obra para leer y releer.


Cleverlands (Lucy Crehan)
Este es un ensayo descriptivo muy interesante sobre los mejores modelos educativos del mundo. La autora es una consultora experta en educación, y dedica varios años a vivir, entrevistar y experimentar los sistemas educativos que más éxito están teniendo en los últimos años, sobre todo según los resultados de los exámenes PISA. Estos sistemas son el finlandés, coreano, japonés, chino, canadiense, singapureño...

Como persona que vive profesionalmente de la docencia, el libro me ha encantado, se lee muy fácil, y el libro está estructurado en capítulos cortos en los que se utilizan uno o dos capítulos para describir el modelo de cada país, y destacar algunas características que le han llamado la atención. La autora también da algún palo a los tests PISA y a la predominancia que han conseguido como vara de medir. Quizás también nos debiera de hacer pensar.

No voy a destripar aquí el libro, y a cualquier persona interesada en la enseñanza, le recomiendo que se lea el libro. Me ha llamado mucho la atención la postura de los padres de los alumnos en Japón, la autonomía que tienen los profesores en Finlandia, que en China algo así como el equivalente a nuestra Selectividad es primordial para encontrar una buena pareja...


No todo el mundo (Marta J. Serrano)
Hacía tiempo que no me entusiasmaba tanto una lectura sobre el amor y las relaciones. Más concretamente, sobre el fin de las relaciones. La autora Marta Jiménez me ha resultado un total descubrimiento y he acabado el libro pidiendo ¡dame más de esto!. Me ha inspirado mucho su estilo rápido, directo, su voz propia y su lenguaje actual.

En su hastío, un día se abre Tinder. Mujer heterosexual, 34 años, y una canción de Radiohead (Fake Plastic Trees); el quinto hombre que le sale en la pantalla es Marcelo, suela tl móvil como si quemase y borra la aplicación.

El libro está lleno de más de una docena de relatos sobre el principio del amor y el fin del desamor. Además, casi parece un ejercicio de clase, cada historia es única, no se solapa a las demás, cada personaje tiene su propio color, y hay un momento del relato siempre en que sientes que cambia la música de fondo, se desata el ritmo de los acontecimientos, y allá vamos.

Qué poco significan las estrellas para los demás, salvo para uno mismo. Por supuesto que a Marta le doy las 5 estrellas del libro. El último relato ha sido el que me ha dejado más confuso. Es un libro que va rápido, pide la implicación del lector, y que te sientes a escuchar lo que Marta tiene que decirte en un café en el que sabes que ella no va a parar de hablar rápido hablando de sus historias.

Quizá la que lo pone fácil, por una vez, es la madre de Verónica que, en vista de los secuenciales fracasos amorosos de su hija, ha decidido bajar el listón o acaso prescindir del listón por completo


La senda del perdedor (Charles Bukowski)
Bukowsky en esta obra describe el callejón sin salida de su entorno social, el único lenguaje es la violencia, el pisar antes de que pisen, el sudapollismo de todo lo que represente a nada superior.

Henry Chinesky, el alter ego, describe esta realidad desde la infancia, pasando por la lucha contra esa realidad, ese intentar vencer al mar con pala y cubo de playa, y termina aceptando su destino y valiéndose de él, identificándose con ser un proscrito de la sociedad, un desecho social del Estados Unidos postdepresivo del 29, donde todo estaba cargado de símbolos, desde la ropa, los roles sociales, los estatus y las castas.

Chinesky termina disfrutando y hasta aprovechándose de su entorno, de su pelelismo, de esa condena a marginalidad social a la que están condenados. Y lo hace valiéndose de un ramillete de personajes como él, donde los otros chicos solo representan amenazas a la hegemonía de macho alfa, las mujeres son un objeto sexual del que valerse, y el padre sale de casa todos los días por la mañana para fingir que tiene un empleo delante de todos.

Inolvidable.



Comparte:

14/12/23

¿De verdad ChatGPT es capaz de resolver exámenes?

Seguro que muchos lectores recuerdan aquellos titulares de mediados de 2023, en plena ebullición y avalancha de noticias sobre OpenAI, de que su producto estrella ChatGPT había conseguido aprobar unos cuantos exámenes de diferentes carreras, MBA y algunos exámenes profesionales. Fue una época intensa en la que se decía que había que prohibir esta tecnología en las aulas de nuestros alumnos, y que era el fin de la educación tal y como la conocemos. Algunos de estos titulares en los medios fueron:

NBC News: ChatGPT aprueba el examen de MBA impartido por un profesor de Wharton.

ABC: ChatGPT parece aprobar los exámenes de la facultad de medicina.

Vice: ChatGPT supera los exámenes exigidos para obtener licencias médicas y títulos empresariales.

Bloomberg: ChatGPT obtiene un MBA.

No dejemos que la verdad arruine una buena historia. ¿Ha aprobado ChatGPT estos exámenes? Vamos a explicarlo:




MBA-gate

En su exploración, Christian Terwiesch, profesor afiliado a la Wharton School (la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania), documentó su experiencia en un reciente libro blanco utilizando ChatGPT para responder a preguntas derivadas del examen final de su curso de Gestión de Operaciones. Empleando estas preguntas como estímulos, evaluó las respuestas de ChatGPT de forma similar a la calificación de las de un estudiante. Un ejemplo ilustrativo de las preguntas de Terwiesch es el siguiente (traducción libre personal):

World-Antique es una nueva empresa creada por dos licenciados de una escuela de negocios de Nueva Inglaterra. La propuesta de valor de la empresa es sencilla: comprar cuadros antiguos en mercadillos y subastas y venderlos al cuádruple del precio de compra a través de un sencillo sitio de comercio electrónico (es decir, un cuadro comprado por 100 dólares se vendería a 400 dólares).  Basándose en un análisis de minoristas similares, los fundadores esperan renovar su inventario 1,5 veces al año.  Para conseguir unos ingresos anuales de 3.000.000 $, ¿cuánto inventario, expresado en dólares, deberían necesitar los fundadores?


Esta es la respuesta de ChatGPT:

Para conseguir unos ingresos anuales de 3.000.000 $, los fundadores necesitan vender 3.000.000 $ / 4 = 750.000 $ de cuadros al año.  Dado que esperan rotar su inventario 1,5 veces al año, necesitan tener 750.000 $ / 1,5 = 500.000 $ de inventario en cualquier momento dado. Por lo tanto, los fundadores deberían esperar que su operación requiera un inventario de 500.000 $.

Terwiesch debió de pensar algo así como "¡una respuesta breve y precisa! Un A+" (el equivalente a sobresaliente en España)

ChatGPT mostró un rendimiento encomiable en algunas preguntas del test, pero se enfrentó a dificultades en otras. En algunos casos, comprendió los conceptos correctos pero se equivocó en cálculos matemáticos básicos. Por otra parte, sus respuestas se desviaron significativamente de las respuestas esperadas. Al resumir el rendimiento general, Terwiesch señaló, que "teniendo en cuenta este rendimiento, ChatGPT probablemente habría obtenido una calificación de B a B- en el examen".

"En algunos problemas, las matemáticas eran horribles", dijo Terwiesch. "Si piensas en tu ordenador, puede ser estúpido y tonto en muchas cosas, pero al menos hará bien las cuentas. Esto era todo lo contrario".

Contrariamente a lo que afirma el New York Post, ChatGPT no superó a los estudiantes en este examen; al menos no hay nada en el libro blanco de Terwiesch que lo demuestre.



USMLE-gate

Un equipo de profesionales médicos evaluó el rendimiento de ChatGPT en preguntas de muestra derivadas del US Medical Licensing Exam (USMLE), una serie de evaluaciones administradas a estudiantes de medicina en Estados Unidos. Cabe destacar que el autor principal del informe es el director médico de una empresa de tecnología médica potencialmente interesada en incorporar la tecnología del modelo de gran lenguaje. Curiosamente, ChatGPT se acredita como tercer autor con su "afiliación" declarada como "OpenAI, Inc". Los autores agradecen la contribución de ChatGPT a la redacción de varias secciones del manuscrito.

El objetivo del estudio era evaluar la "capacidad de razonamiento clínico" de ChatGPT. Las preguntas presentadas a ChatGPT eran un subconjunto de preguntas de muestra disponibles públicamente designadas para la preparación de pruebas.

De las 376 preguntas de prueba de muestra, se excluyeron 71 que contenían activos visuales, teniendo en cuenta la limitación de ChatGPT al procesamiento de texto. Los autores exploraron distintos métodos de respuesta, como la presentación directa de preguntas de opción múltiple con opciones de respuesta, la solicitud de justificación y las preguntas abiertas en las que se buscaba una respuesta no estructurada. Para calificar las respuestas abiertas se utilizó el criterio de un experto.

ChatGPT obtuvo mejores resultados en la versión abierta que en la de opciones múltiples. Sin embargo, evaluar el sistema frente a la actuación humana requiere una comparación justa, que favorezca el formato convencional de opción múltiple con una respuesta de una sola letra.

Otra complicación surgió en relación con las respuestas "indeterminadas", en las que ChatGPT no proporcionaba una respuesta de una sola letra o, en el caso de las preguntas abiertas, presentaba respuestas que no eran definitivamente correctas o incorrectas. Los autores consideraron dos opciones para tratar estas situaciones: excluir estas preguntas del análisis (censura) o contarlas como incorrectas. En cualquier caso, podemos ver que ChatGPT no aprobó el examen como todos teníamos en nuestra imaginación.

Como conclusiones, me gustaría señalar que lo que hace ChatGPT es técnicamente increíble, y que aún nos dará muchas más sorpresas. Pero también tengo claro que nunca debemos creernos los grandilocuentes titulares de los medios de comunicación.

Comparte:

5/12/23

La ciencia corrobora de nuevo que no hay relación entre depresiones y el uso de internet

Una revisión científica exhaustiva de los hábitos de uso de Internet, en el que han participado dos millones de personas, ha revelado que no existen pruebas concluyentes de que el uso de pantallas e Internet, como la navegación por redes sociales y los juegos, sean perjudiciales para la salud mental. A pesar de la preocupación generalizada y de los prejuicios populares que sugieren que las aplicaciones móviles podrían estar relacionadas con la depresión y la ansiedad, los investigadores del Oxford Internet Institute, que han llevado a cabo el estudio más amplio de este tipo en sus propias palabras, no han descubierto ninguna prueba que corrobore la idea de que determinados grupos sean especialmente vulnerables a estas influencias tecnológicas. Por suerte, el estudio es de libre acceso.

No obstante, Andrew Przybylski, profesor del instituto afiliado a la Universidad de Oxford, señaló que en la actualidad "faltan" los datos cruciales necesarios para establecer una conexión causal, y subrayó la necesidad de una mayor cooperación por parte de las empresas tecnológicas. Subrayó que si ciertas aplicaciones tienen efectos perjudiciales para la salud mental, sólo las empresas responsables de su desarrollo poseen los datos de los usuarios capaces de confirmar tales afirmaciones.

En mi opinión, el extracto más importante (traducción libre y ligeramente simplificado por mí) del artículo es este:

A continuación, para responder a nuestra pregunta principal de investigación, examinamos las asociaciones dentro de los países entre la adopción de la tecnología de Internet y la salud mental. No observamos asociaciones creíbles (con un nivel de seguridad del 95%) entre la adopción de Internet y la ansiedad, la depresión o las autolesiones. Del mismo modo, las suscripciones per cápita a la banda ancha móvil no eran predictores creíbles ni de la ansiedad, ni de la depresión, ni de las autolesiones. Estos resultados sugieren que, en igualdad de condiciones, la adopción de Internet (móvil) a nivel nacional no predice la salud mental.


Este estudio viene a validar, una vez más, la tendencia científica de restar importancia al efecto de Internet en la salud mental de las personas (más información aquí, aquí o allí). ¿Por qué entonces los medios de comunicación y los políticos siguen defendiendo lo contrario y clamando contra el mal hecho pantallas (y estudiantes)? En España estamos viviendo ahora un intenso escándalo contra el uso de los smartphones en los colegios, precisamente, y el mito popular está dominando claramente el debate.

Ojo, el diablo está en los detalles, y el estudio no niega el efecto de las redes sociales en la salud mental. Ese es un tema distinto del uso de Internet, y yo estoy a favor de regular X (Twitter), Instagram, Facebook o las aplicaciones de citas, por ejemplo.

El recomendable blog Play Makes Us Human recogía hace unas semanas varios estudios de revisión centrados únicamente en las redes sociales y los problemas de salud mental, y sorprendentemente para mí, en todos los artículos de investigación que citaba no había ninguna evidencia clara entre los problemas de salud mental de los adolescentes y las redes sociales. En palabras del profesor:

Ninguno de ellos explica el gran aumento reciente de suicidios (u otros índices de sufrimiento mental) en adolescentes. Los efectos muy pequeños hallados en algunos de los estudios se han exagerado en los medios de comunicación de forma que aumentan los prejuicios populares. Es hora de que los investigadores comuniquen claramente estos resultados al público. Quitarles los teléfonos inteligentes o las redes sociales a los niños no supondrá un cambio importante en sus elevadas tasas actuales de ansiedad, depresión y suicidios.


Comparte:

Nos leemos:

descripción descripción descripción

Recibe las entradas por correo

En mi mesilla

Blog Archive

Licencia Creative Commons