La frase del título de este post no es utópica, ni fingida. Es el testimonio de una señora de Florida encerrada en cuarentena, y podéis ver su testimonio en el siguiente vídeo:
En él se citan otras frases que me han llamado la atención:
La frase del título de este post no es utópica, ni fingida. Es el testimonio de una señora de Florida encerrada en cuarentena, y podéis ver su testimonio en el siguiente vídeo:
En él se citan otras frases que me han llamado la atención:
Seguro que habéis escuchado la polémica de que Amazon solo contrataba hombres para sus almacenes. O que una herramienta informática del sistema de justicia de EEUU, llamada COMPAS, penalizaba a las minorías étnicas y a los afroamericanos a la hora de dictar sentencias inculpatorias.
Se trata de los algoritmos de decisión automática. El auge silencioso del empleo de reglas, datos y criterios subjetivos de una serie de empresas y gobiernos, para decidir por nosotros en aspectos tan relevantes como:
- ¿Mereces el crédito del banco que has solicitado?
- ¿Según las respuestas del test psicotécnico que has respondido para esa oferta de trabajo, pasas a la siguiente fase de selección de personal?
- ¿Cuánto te cobrará tu seguro de coche, según cómo conduces?
A menudo se oye que estos algoritmos recogen el reflejo mismo de la realidad, y en consecuencia, obran según ese escenario. No es que el algoritmo esté sesgado, sino que la realidad lo está, y no es ideal.
El libro Armas de destrucción matemática (Capitán Swing), es una gran obra bajo la pluma de Cathy O'Neil, quien se dio cuenta del abuso de estas herramientas matemáticas allá por 2011, cuando trabajaba en un fondo de inversión. O'Neil no opina sin criterio, sino que es doctora en matemáticas por la universidad de Harvard. El libro está estructurado en capítulos sueltos, a lo largo de los cuales estudia un tipo de problema dominado por estas cajas negras de matemáticas.
Imagen del libro (Capitán Swing) |
Uno de sus capítulos se basa en responder a la siguiente pregunta: ¿En qué se basan los actuales algoritmos de predicción de crímenes que emplea la policía de numerosas ciudades en el mundo para decidir qué barrios patrullar con más intensidad? ¿Cuál es la consecuencia en esos barrios?
La respuesta corta es que se mediante estos sistemas digitales, se están perpetuando la presencia policial en barrios humildes, y en esos barrios, los agentes no previenen asesinatos ni atracos, sino que debido a su mayor presencia, arrestan a trapicheros cualquiera de droga, a chavales que molestan y rompen cristales... haciendo que la espiral de malestar contra la policía en esos barrios sea aún mayor, y condenando a sus ciudadanos a repetir su historia de pequeños delitos una y otra vez.
Otra pregunta: ¿qué se logra haciendo que en los rankings de universidades internacionales aparezcan en los primeros lugares siempre las mismas? ¿Qué motivaciones tienen los que no están en esas posiciones para mejorar? ¿Cuál es la evidencia de empleabilidad de esas universidades del podio, frente a otras universidades más económicas, ocultas en la larga lista? ¿Qué universidades recibirán más y menos financiación económica de las instituciones, perpetuando el ranking sin dar opción a plantear una reordenación?
El libro Armas de destrucción matemática me ha parecido una joya maestra, que explica en un lenguaje sencillo y de lectura fácil, que los algoritmos es una herramienta para la perpetuación de desigualdades y estructuras de poder. Creo que es una obra imprescindible para entender un gran debate que como sociedad tendremos en muy poco tiempo.
¡Feliz lectura!
Fuente: Pexels |
Hace un escaso mes y medio que algunas grandes compañías, encabezadas por Unilever, decidieron retirar su publicidad de Facebook (y de Twitter, aunque no se oiga tanto) como protesta por la inacción de ambas ante el discurso del odio. Posteriormente vinieron otros pesos pesados, como Coca-Cola, Microsoft y Starbucks. Inmediatamente, las acciones en Bolsa de Facebook se desplomaron un 8% y las de Twitter, un 7%.
No solo eso, sino que el 19 de julio, otra empresa que inyectaba una buena cantidad de dinero en la red social de Mark Zuckerberg, Disney, retiraba su publicidad (solo en Facebook). A partir de estos hechos, ríos de tinta corrieron por las redes sociales y medios de comunicación. Y llegamos a este humilde blog, donde he querido compartir con los lectores algunas reflexiones. Una vez se han calmado las aguas tras estas bombas, ¿qué han hecho estas plataformas? ¿Volverán los anunciantes?
Me centraré en la Plataforma de La Mano. La cantidad económica que estos mastodontes empresariales aportaban a la Red Social no le hiere de muerte, ni mucho menos. Tal y como dicen en este artículo, Facebook no es otra empresa más. Hay que compararla con la economía de un gran país. Lo que han dejado de aportar esos anunciantes ha sido un 6% de los ingresos publicitarios de la compañía. Personalmente, creo que Unilever condenó y marcó el camino al resto de anunciantes. En una época donde las multinacionales tienen a sus valores y principios morales bajo una lupa ciudadana más exigente que nunca, Unilever dio un golpe de efecto para el resto de anunciantes.
Ahí va mi predicción: en unos meses, Facebook anunciará una super-mejora de su política de contenido. Volverá algún gran anunciante, como Coca-Cola, y tras este gesto, el resto de empresas se verán 'forzadas' a volver también. A fin de cuentas, ellas también se ven beneficiadas del marketing personalizado que logran gracias a las redes sociales. De hecho, muchos anunciantes ya están volviendo.
¿Qué ha hecho realmente Mark Zuckerberg tras la salida de estos sponsors? Él mismo publicó un post en el que anunciaba varias medidas para afrontar el problema. Prometió que prohibirá anuncios que usen como chivos expiatorios a las minorías, inmigrantes, grupos raciales u otros grupos como parte de una campaña más amplia contra los discursos de odio. Y además, que lucharán contra la supresión del voto y crearán nuevos estándares para detectar ese tipo de publicidad que incita al odio. La empresa pasó por peores momentos tras el escándalo de Cambridge Analytica, sin lugar a dudas.
Lo cierto es que Facebook es una empresa peculiar. Está llamada a ocupar un papel muy destacado en cómo cohesiona y articula la sociedad, al igual que los medios de comunicación en su momento. Además, Mark Zuckerberg tiene el poder total sobre la compañía, y puede hacer y deshacer lo que considere oportuno. Probablemente, su visión sea caminar siempre por el filo de la navaja entre la exaltación de sentimientos (violentos o no) y defensa de los usuarios. En este hilo de Twitter, podéis apreciar lo fuerte que está aún esta plataforma, por muchas nubes negras que quieran crear alrededor de ella.
Y fijaos también cómo ha evolucionado la cotización bursátil de Twitter y Facebook. En rojo he marcado las salidas de los anunciantes. Como veis, han vuelto o incluso superado el valor previo a ese punto.
Cotización de Twitter |
Cotización de Facebook |
Hace más de un año, Disney y Nestlé retiraron su publicidad de YouTube, y no parece que haya cambiado nada sustancialmente. Como dice el periodista de tecnología, Jordi Pérez Colomé: "mucho ruido y pocas nueces". Y mucho cinismo y boquita pequeña de los anunciantes, añadiría yo.
Cada vez siento más que las noticias de Grandes Palabras y las empresas que hacen anuncios a bombo y platillo, nos toman por idiotas.
Seguramente, el nombre de ‘Anna Lawson’ no diga nada. Podría haber elegido otros muchos nombres para contar lo que vais a leer en las siguientes líneas.
Nuestra protagonista es profesora de Derecho en la Universidad de Leeds, y su trayectoria académica y profesional es digna de admiración. Quizás lo sea más aún tras revelar que todo lo ha conseguido a pesar/gracias a su ceguera severa. Concretamente, en 2014 se convirtió en la primera profesora ciega universitaria de Derecho en Reino Unido.
Habrá quien ahora se esté preguntado ‘¿y cómo da clase?’, ‘¿y cómo estudió la carrera?’. Para el que escribe el artículo, la respuesta es que ‘eso da igual’. La realidad es que Anna, y otras muchas personas, han demostrado que esta meta es factible. Y para los curiosos, unas veinte personas de su entorno se dedicaron a grabar libros y artículos en cintas de audio para que ella pudiera estudiar.
He dicho que hay ‘otras muchas personas’, y es verdad. Anna Lawson ha sido mi elegida para el título del artículo, pero hay muchas más, como Sheena Iyengar, en la Columbia Business School y también invidente. O como Judith Heumann, la primera profesora en silla de ruedas en Nueva York, portada de la revista Time en 1977.
Sin embargo, este artículo no solo va de mujeres, sino de la reivindicación de que tenemos que lograr que cada vez menos tipos de discapacidad impidan a una persona lograr sus objetivos.
En el ámbito educativo, se ha avanzado muchísimo en la inclusión de alumnado con algún tipo de minusvalía. La tecnología ha contribuido a eliminar muchas barreras, pero estas herramientas no tendrían significado, si no fuera por una sociedad convencida de su integración. Y es que este tipo de estudiantes no son una excepción en el sistema. En Estados Unidos durante el curso pasado, se incluían 7,1 millones de alumnos entre los 3 y 21 años con algún tipo de discapacidad.
Sin embargo, según se reivindica en webs académicas, aún la incorporación laboral a la universidad de este tipo de profesionales sufre discriminaciones, y quedan aún barreras por derribar. Y no debemos poner como excusa la pregunta ‘¿cómo desempeñarán su función?’. Lo harán. ¿Cuántos de los lectores sabían que Euler vivió gran parte de su vida con visión en un solo ojo en pleno siglo XVIII, y quedó definitivamente ciego a los 59 años?
Porque la grandeza de una sociedad se demostrará con la eliminación de barreras por parte de todos, y la igualdad de oportunidades, sin importar el origen, raza, identidad sexual, religión, edad o discapacidad.
Este artículo fue originalmente publicado en el blog MujeresConCiencia. Un blog sobre mujeres (a menudo olvidadas) que inspiraron y marcaron la historia de la Ciencia.
CEOs de Facebook, Google, Apple y Amazon |