Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

17/10/21

El Tinder de la Inglaterra Victoriana

Imaginaos que os encontráis en el mundo que describe Jane Austen, en la novela de Orgullo y Prejuicio. Concretamente, pensemos en la sociedad de Estados Unidos del siglo XIX, con esa sociedad tan rígida, tan marcada por las clases sociales. El estatus social de cada persona era lo más valioso que poseía, y la mayor obsesión de los padres, era llegar a que sus hijos tuvieran un buen matrimonio, para así poder mantener, o mejorar, su posición social.

Pensemos que en esa época no había televisión, Twitter, ni lo más importante, Tinder, y que el mayor deporte nacional era el cotilleo. En momentos así, los bailes de la temporada, donde se juntaba todo el pueblo o comarca, eran acontecimientos espectaculares, y muchos ciudadanos esperaban durante meses a momentos así para presentarse ante planeados pretendendientes. Todo tenía que salir perfecto.

Una vez en el baile, pensemos que sois una joven mujer que busca marido, como en Orgullo y Prejuicio. Mientras os movéis elegantemente, mientras hacéis reverencias y dais saludos a todas las personas que os cruzáis, de repente...¡zas! Veis a ese chico con el que queréis hablar.

Ahora, tenéis tres opciones:

a) encontrar a alguien de mejor posición social que vosotras para que os lo presente

b) dejar que él, que goza de más prestigio, se arriesgue a perderlo por dignarse a hablar primero con vosotras

c) pasarle discretamente una pequeña cartulina con un mensaje

¿Y qué pone en el mensaje de la opción c)? Quizás ponga '¿quieres ir a salir a hablar fuera?', o '¿podríamos vernos en casa?'.

Como veis, esas tarjetas eran el Tinder del siglo XIX, y en el Estados Unidos de ese siglo se usaron mucho. No hay evidencias realmente de qué importancia se les daba a esas tarjetas, pero los historiadores creen que eran muy buenas para romper el hielo.

Estas tarjetas eran muy temidas por los padres de los jóvenes en el baile, ya que gracias a estas pequeñas tarjetas, los escarceos e intentos de noviazgo a menudo pasaban desapercibidos y saltaban el férreo control de los progenitores. Por supuesto, el matrimonio de entonces no era como el actual, y su propósito en la vida de las personas tenía un papel muy materialista y utilitarista, por resumirlo.

Y es que estoy encontrándome que las reglas sociales para conocer gente, mantener el estatus y comportarse en la sociedad son un tema muy entretenido, y espero poder contarlo a través de algunos artículos en este blog. Y como ya sabéis, al final la historia nos ha llevado a Tinder.


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