Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

7/12/20

El poder de los imperceptibles azares

 ¿Qué probabilidades hay de que estos dos acontecimientos -el mal funcionamiento del cañón indio y el acierto de los artilleros británicos- se produzcan en un mismo instante? [...] Gracias a las leyes de la probabilidad diseñadas por Blaise Pascal, más o menos en ese período de tiempo, sabemos que las posibilidades de que dos acontecimientos inconexos ocurran a la vez pueden calcularse multiplicando entre sí las posibilidades de que se produzcan cada uno de los acontecimientos. 

[...]Sin embargo, como la explosión del cañón en sí, una diferencia casi imperceptible -unas libras de pólvora de más- puede desencadenar resultados no lineales. En el caso de que estos dos barcos se enfrentaran en mitad del Océano Índico, esas causas casi microscópicas provocarán una oleada de efectos que resonarán en el mundo entero. Casi todos los enfrentamientos como éste, visto a través del gran angular de la historia, son disputas menores, chispas que no tardan en extinguirse. Pero cada tanto, alguien enciende una cerilla que provoca un incendio en el planeta entero. Esta es la historia de una de esas cerillas.

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El texto que comienza este artículo proviene del libro Un pirata contra el Capital, de Steven Johnson, y que recoge el encuentro en la historia entre el pirata Henry Every, y el Gran Mogol de su tiempo, Aurangzeb. Se trata de una de las últimas lecturas que disfrutaré este 2020, y es totalmente recomendable.

Pero no he venido solo para recomendar un libro, sino que ahora que afrontamos los últimos coletazos del pandémico año, una de las ideas que más me vienen a la cabeza son las decisiones, imperceptibles o importantes, que hemos tomado durante este período, y los azares a los que hemos sido sometidos. Juntos, forman la concatenación de acontecimientos que marcarán nuestros próximos años de vida. 

 


A pesar del pesimismo reinante en el ambiente, es innegable el efecto que tendrá este año, igual que cualquier otro, en nuestras vidas. Un ejemplo: 

Este año, algún lector tuvo 4 entrevistas de trabajo, y entre ellas, le aceptaron en 2 puestos, y le rechazaron en los restantes. El sabio lector eligió finalmente el trabajo. Como parte de sus atribuciones, en abril de 2021 tendrá una reunión en Vevey, en el número 55 de la avenida que lleva el apellido de un famoso aprendiz de farmacéutico del siglo XIX, y que da nombre a la sede donde se celebra esa reunión: la empresa de alimentación Nestlé. A lo largo de esa reunión, nuestro lector tuvo unas dudas que fueron resueltas posteriormente por una representante de la compañía, con la que a la postre, 2 años después, nuestro lector terminaría casándose.

Somos fruto de nuestro contexto, hijos de nuestras decisiones y esclavos del azar. Nuestro futuro es construido continuamente sin darnos cuenta a través de pequeñas acciones incontrolables. La mayoría de esas acciones tienen un efecto que perecerá en unos minutos o unos días, pero otras decisiones -y sobre todo, azares- representan los ladrillos de nuestra vida. El desconocimiento de cuáles son esas acciones es el mayor impulsor de la impredecibilidad de nuestras existencia, y al mismo tiempo, su fascinación. La teoría del caos en estado puro. 

El salir 5 segundos después de casa provocó que no tuvierais ese accidente de coche. La elección de asiento en el restaurante provocó que tuvierais a la vista a un futuro gran amigo en la otra mesa. Escuchar esa canción hizo que os enamorarais del francés y de la costa de Normandía. 

Y así un sinfín de opciones más. Intencionadamente, he puesto ejemplos positivos, pero también los hay contrarios. No viviremos las mejores opciones de todas las que podríamos haber tenido en los infinitos caminos que podríamos haber tomado en nuestro destino, según la teoría del caos. Simplemente viviremos aquellas a las que el azar y nuestro criterio nos impulsaron. El célebre físico Tom Campbell tiene una apasionante teoría de todo ello, basada en que vivimos en una simulación.

Como profesor, en parte me siento regidor del futuro de mis alumnos en una parte muy pequeña. A corto plazo, podemos ser los responsables de que los alumnos tarden más o menos en salir de la carrera, y que marquemos su vida por ello.

Algún día hablaré de las casualidades más sorprendentes que yo aún estoy viviendo por haber decidido un día crear este blog, y en segunda instancia, escribir un email de saludo, o interaccionar en Twitter, con ciertas personas que me llamaban la atención. 'Un día me abrí un blog y me cambió la vida'.

Cualquier esfuerzo de predecir el futuro, no deja de ser un mero ejercicio de soberbia humana. Nuestro estado es totalmente impredecible, y como suelo decir, en la vida, lo único evitable es la muerte, y los impuestos.

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