A mediados de la década de 2010, Silicon Valley estaba en plena efervescencia con una nueva frontera: la robótica para restaurantes. El capital riesgo se volcó en startups que prometían revolucionar la forma de fabricar, distribuir y consumir alimentos mediante la automatización. La premisa era convincente: solucionar la escasez de mano de obra, mejorar la uniformidad, reducir costes y ofrecer mejores alimentos más rápidamente. ¿Qué podía salir mal?
Casi una década después, el panorama está plagado de empresas desaparecidas, ambiciones reducidas y giros que se alejan de las visiones originales centradas en los robots. Tras pasar años observando este sector, quiero examinar qué ha pasado con la gran revolución robótica en el sector de la alimentación y qué podemos aprender de sus dificultades.
La gran fiebre del oro de los robots
Podría decirse que la revolución de los robots en el sector de la restauración comenzó en torno a 2015 en San Francisco. En pocos años, vimos aparecer la automatización en todas las etapas de la producción de alimentos:
- Zume Pizza utilizó robots para preparar y cocinar pizzas.
- Cafe X y Truebird desplegaron quioscos de café robotizados
- Creator y Miso Robotics volteaban hamburguesas.
- Spyce sirvió cuencos de cereales autónomos
- Blendid preparaba batidos
- Hyphen automatizó líneas de montaje de alimentos
- Nuro y Coco se encargaban del reparto robotizado
Entonces llegó COVID, que debería haber sido el momento de la robótica alimentaria. En un momento en que los restaurantes se enfrentaban a retos laborales sin precedentes y los clientes exigían un servicio sin contacto, la propuesta de valor de la automatización parecía más fuerte que nunca.
La caída: Por qué los robots no lograron tomar el relevo
A pesar de la tormenta perfecta de oportunidades, la revolución se estancó. Las empresas que en su día recibieron una cobertura mediática impresionante desaparecieron en silencio:
Zume Pizza, una vez valorada en más de 2.000 millones de dólares, cerró sus operaciones de pizza en enero de 2020 y se retiró por completo en 2023. Cafe X, Truebird y BBox cerraron o redujeron sus operaciones. Creator cerró sus puertas. Spyce fue adquirida, pero su tecnología se abandonó en gran medida.
¿Qué ha fallado? Los problemas parecen clasificarse en varias categorías.
Por qué los robots alimentarios no escalan
El sector de la robótica hostelera se enfrentó a tres retos fundamentales que impidieron su adopción generalizada. En primer lugar, el desarrollo de hardware resultó excepcionalmente difícil en los restaurantes. Los espacios reducidos de las cocinas, la variabilidad natural de los alimentos y los problemas de mantenimiento crearon obstáculos importantes. Los aspectos económicos rara vez funcionaban: a menos que un robot eliminara por completo un puesto a tiempo completo, la rentabilidad de la inversión seguía siendo poco convincente para los operadores que se enfrentaban a elevados costes iniciales.
En segundo lugar, a la mayoría de las empresas les faltaba poner el foco en algo concreto. «A todo el mundo se le decía que hiciera de todo», y se lanzaban proyectos al azar antes de que nadie determinara su viabilidad. Este patrón de empresas que se presentaban como plataformas en lugar de perfeccionar aplicaciones específicas dispersaba peligrosamente los recursos.
En tercer lugar, muchas startups crearon primero una tecnología impresionante y luego buscaron problemas que resolver. Este enfoque retrógrado dio lugar a innovaciones que los restaurantes sencillamente no necesitaban.
Zume: Cómo se esfumaron 445 millones de dólares
La historia de Zume es la más aleccionadora de la robótica alimentaria. Inicialmente llamó la atención por sus robots pizzeros con nombres italianos como «Pepe» y «Bruno», pero las ambiciones de su fundador, Alex Garden, se expandieron rápidamente más allá de la pizza. Presentó a Zume como «el Amazon de la alimentación», con la visión de controlarlo todo, desde la agricultura hasta el envasado. Masayoshi Son, de SoftBank, quedó tan cautivado que invirtió 375 millones de dólares, valorando Zume en 2.500 millones.
Esta inversión masiva aceleró la caída de Zume en lugar de evitarla. Al parecer, Garden «vio la financiación de SoftBank como un mandato para volverse loco», adquiriendo una empresa de envasado, lanzando proyectos agrícolas a Arabia Saudí, explorando tecnologías de seguimiento de alimentos, invirtiendo en otra cadena de pizzerías e incluso comprando un autobús de dos pisos personalizado con un sistema audiovisual de 100.000 dólares, todo ello mientras el negocio principal de pizzas perdía aproximadamente 150 dólares por pizza entregada.
Cuando la fallida salida a bolsa de WeWork obligó a SoftBank a exigir autosuficiencia a las empresas de su cartera, Zume se derrumbó rápidamente, despidiendo a 560 empleados a lo largo de dos rondas en 2020 antes de su liquidación final en 2023.
Situación actual de la automatización en restaurantes
A pesar de estos contratiempos, la automatización hostelera no ha desaparecido por completo. El mercado se ha racionalizado y las empresas se centran en aplicaciones más modestas y prácticas:
- La automatización de la trastienda: Empresas como Hyphen y Vebu han recibido inversiones del fondo Cultivate Next de Chipotle, centrándose en tareas específicas de cocina en lugar de la automatización completa.
- Automatización digital: Las cadenas de restaurantes han adoptado ampliamente los quioscos de pedidos y la IA para la toma de pedidos en el drive-thru de empresas como SoundHound y Google. Estas tecnologías reasignan la mano de obra sin necesidad de costosos robots.
- Aplicaciones especializadas: Algunos casos de uso específicos, como el robot de servicio XI de SoftBank y el robot de limpieza Scrubber 50 Pro, están encontrando una adopción limitada cuando la tarea es sencilla y repetitiva.
Las empresas que han sobrevivido comparten rasgos comunes: resuelven problemas específicos, tienen una economía unitaria realista y mejoran las métricas básicas de los restaurantes en lugar de limitarse a exhibir una tecnología atractiva.
Lecciones aprendidas
El auge y el declive de la robótica en restaurantes ofrecen valiosas lecciones tanto para los emprendedores como para los inversores:
1- Empezar por el problema, no por la tecnología: Las innovaciones de éxito abordan problemas reales en lugar de desplegar la tecnología porque sí.
2- La concentración vence a la grandiosidad: Las empresas que perfeccionan una única aplicación antes de ampliar su visión tienen mayores tasas de supervivencia.
3- Evite las ideas locas: Ni la historia más convincente puede superar modelos de negocio insostenibles.
4- El hardware es diferente del software: El enfoque de «moverse rápido y romper cosas» no funciona bien cuando hay equipos físicos y seguridad alimentaria de por medio.
5- A veces es mejor simplificar: Un empleado humano a 17 dólares la hora puede ser más rentable que un sistema robotizado de un millón de dólares.
La revolución de los robots en el sector alimentario no ha muerto, pero ha sido humillada. La próxima oleada vendrá probablemente de las empresas que aprendan estas lecciones, centrándose en mejoras graduales de los problemas reales de los restaurantes en lugar de promesas de reinventar toda la industria.
Hasta entonces, los humanos seguirán haciendo la mayoría de nuestras comidas, aunque a veces les ayuden máquinas cada vez más inteligentes. Es probable que el futuro de la restauración no esté totalmente automatizado, sino más bien potenciado de forma que mejore lo que los humanos ya hacen bien.
Ya veremos.
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