Dentro de un año estaremos viviendo las Olimpiadas 2024 en París. Casi siempre se tienen demasiadas razones para esperar que el presente se convierta lo más deprisa posible en futuro, que el mañana llegue cuanto antes, y así se vivía no por vivir, sino para haber vivido ya. Pero no es por eso por lo que saco a colación lo de París, sino porque la empresa de aerotaxis Volocopter ha anunciado que durante el evento realizará paseos sobrevolando la ciudad, a todo aquél que lo desee (en su modelo Volocity para dos pasajeros). Llamémoslos aerotaxis, pero la característica principal de este tipo de aparatos es el despegue vertical y eléctrico (eVTOL). Para los curiosos, según Volocopter el paseo por París costará tanto como volar en helicóptero, y paulatinamente irán reduciendo el coste.
Ojo, que promesas de esta se han realizado muy a la ligera, tal y como lo ha demostrado otra empresa competidora, la china Ehang, en el año 2017, 2018, 2019, 2020,... y es que Quevedo ya avisó que nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir. El año 2024 y 2025 se revelan claves para esta tecnología de movilidad.
En los Estados Unidos de la década de 1950 se propuso que los helicópteros personales producidos en masa podrían proporcionar la solución a una crisis de movilidad urbana. Las tasas de accidentes de tráfico eran altas. La congestión era un problema importante. Las carreteras eran de mala calidad y demasiado estrechas. El helicóptero personal parecía ofrecer una alternativa natural al fallido transporte terrestre.
Pero los helicópteros personales nunca tuvieron la oportunidad. La solución a la crisis fue más mundana. Se recurrió a fondos federales para construir un nuevo sistema de carreteras para Estados Unidos.
Los problemas de movilidad urbana de hoy comparten algunas similitudes con los de la década de 1950, y ahora se suma el cambio climático a la ecuación. Estamos siendo testigos de otra ola de entusiasmo por una solución aérea. Quizás de un entusiasmo sospechoso de burbuja tecnológica.
Actualmente se están desarrollando más de 200 tipos de aviones eVTOL, todos ellos prometedores con bajos costos de mantenimiento, funcionamiento silencioso y cero emisiones. Nadie espera un cielo lleno de aviones eVTOL personales en el corto plazo. Pero muchos predicen que los aviones eVTOL revolucionarán el transporte de pasajeros y carga en rutas regionales, es decir, rutas más largas que un viaje promedio en taxi urbano pero más cortas que las rutas promedio de una aerolínea nacional.
El problema de estos aerotaxis es que en su mayoría son diseñados y construidos por startups, pero los criterios de fiabilidad que se les exige para homologar su producto es el propio de empresas de aviación, de gigantes como Airbus. Estas empresas grandes no son tan ágiles como para desarrollar este tipo de aparatos en el plazo y con los costes que se requieren. Y es precisamente la naturaleza de startup de las empresas lo que hace que este modelo de negocio sea tan difícil de predecir y de conseguir, y paso a explicarme: estas organizaciones están continuamente gastando dinero para desarrollar lo antes posible el eVTOL en una carrera con la competencia, y para ello han de conseguir financiarse mediante dinero de los inversores de capital riesgo, entidades financieras o lo que sea. Si alguno de estos actores en el juego se queda sin dinero y sin prestamistas, su sueño se romperá para siempre y pasará a ser una empresa quebrada.
Por un lado, desde que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo comenzaran a subir los tipos de interés, cada vez cuesta más encontrar capital, y estamos en un momento crítico. Las previsiones que manejan los expertos es que si las empresas quieren poner en el mercado los prototipos de naves voladoras en 2024-25, es ahora el momento de validar los los prototipos y pasarlos a fase de producción. Algo extremadamente caro.
Además, estas empresas tienen que ingeniárselas muy bien para convencer a los inversores de que su modelo de negocio, su tecnología y sus futuros beneficios económicos son los mejores. De lo contrario, la pasta se irá a otras manos. A modo de ejemplo de todo lo que he dicho, algunos enlaces: Una de las empresas más adelantadas en esta carrera, Joby, sigue perdiendo dinero, pero cumpliendo los hitos técnicos. Esta empresa acaba de recibir el permiso del regulador para validar el primer modelo salido de una línea de producción.
Basta con ver las fotos de algunos modelos de eVTOL para ver las soluciones técnicas de algunas startups:
Joby Aviation |
Lillium |
Volocopter |
Estas soluciones técnicas han dado lugar a diferentes modelos de negocio. Por ejemplo, Volocopter está apostando por trayectos de pasajeros dentro de una misma ciudad. Sin embargo, Lillium apuesta por desplazamientos entre ciudades, como podría ser un Madrid-Valencia. Sin embargo, algunos expertos dudan sobre la viabilidad técnica de las turbinas de Lillium. Entre otras dudas, creen que consumirían mucha energía en el despegue vertical, y que por lo tanto, su autonomía en vuelo sería muy baja. O Ehang, que sigue su propio camino con el regulador chino, el cual pide cosas bastante diferentes al regulador de EEUU y Europa. Y es justo este tipo de detalles los que hacen que los inversores apuesten por una o por otra empresa: la que creen que les va a retornar más beneficios.
Así que no tengáis prisa por que corra el tiempo, pero veremos qué ocurre dentro de un año.
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