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4/7/21

Volar: solo los estúpidos lo intentarían

El comienzo de nuestra historia se remonta al siglo XVI, al nacimiento de una empresa papelera que se fundó en la pequeña localidad francesa de Annonay. Fue tal el éxito y prestigio de este negocio, que dos siglos más tarde estaba expandida por toda Europa. La empresa pertenecía a la familia Montgolfier. Los portadores de estos ilustren apellidos que pasaron a la historia un par de siglos después, no eran realmente 2 hermanos, sino 16, y todos ellos se dedicaban a la industria familiar. De todos ellos, nos vamos a centrar en Joseph-Michel y Jacques-Étienne. El primero, era lo que hoy conoceríamos como un manitas, con una mente técnica brillante, mientras que el segundo, era un gran administrador del negocio. Esta disparidad les hizo una de los equipos más exitosos de la historia.

Tenemos muy poca certeza de cómo se les ocurrió diseñar su globo aerostático. Algunos hablan de la inspiración de la falda de la mujer de Joseph al secarse en una estufa de carbón.

El caso es que ni cortos ni perezosos, los hermanos se pusieron manos a la obra, y empezaron a realizar experimentos en 1782. Envalentonados por los resultados, convocaron al pueblo de Annonay para una demostración pública. Era el 4 de junio de 1783. El globo, hecho con paneles de tela de algodón y papel cosidos con lino, se elevó como se esperaba, y aterrizó lentamente 9 minutos y medio después a más de 2km, sobre un viñedo de Pourrat.

Ahí, se autodestruyó por las chispas de su propio combustible. Las noticias del acontecimiento corrieron como la pólvora hasta llegar a la capital, y despertó tanto interés, que los hermanos dieron comienzo a una serie de exhibiciones.

En realidad, los hermanos no entendían muy bien por qué funcionaba su invento. Pensaban que el humo negro denso era parte de la magia, por lo que quemaban objetos que creaban el más denso humo posible, como lana, paja o zapatos viejos. No cayeron en que el calor era el elemento esencial de su invento. Es más, creyeron que habían desarrollado un gas nuevo, más ligero que el aire. Le llamaron el gas Montgolfier. Sin embargo, su mayor éxito fue la prueba y error. A pesar de ser ellos los inventores, eran demasiado cautos como para montarse en su propia nave.

El 19 de septiembre del mismo año, el rey Luis XVI propuso tirar a dos convictos desde el globo. Sin embargo, probablemente los hermanos Montgolfier se lo pensaron mejor, y enviaron en una cesta a los primeros tres seres vivos que volaron en este invento del Hombre: una oveja, un pato y un pollo, y el globo fue bautizado como Réveillon. El vuelo fue presenciado por los reyes y 130.000 personas. También fue un éxito. Ya solo quedaba el experimento final: el vuelo tripulado. 


Finalmente, esta hazaña tuvo lugar el 21 de noviembre de 1783, en el que los audaces aventureros fueron el físico Jean François Pilatre de Rozier y el marqués d'Arlandes. Salió a las mil maravillas, y lo presenciaron miles de parisinos y la familia real. Conviene destacar que Pilatre de Rozier pertenecía a la Academia Francesa de Ciencias, la cual había llegado a la conclusión en 1780 de la imposibilidad de volar, y que solo los tontos lo intentarían. Por lo tanto, el impacto de los habitantes de la época al presenciar semejante hazaña ingenieril era poco menos que la de presenciar un milagro, que provocaba tanto asombro como miedo. 


Los líderes franceses se encandilaron tanto del invento, que se creó el Cuerpo Especial de Globos Aerostáticos, para misiones de reconocimiento militares. Y es que el empleo militar de estos globos se les ocurrió a muchas personas, y el primer bombardeo aéreo ocurrió en 1849, en el asedio a Venecia. Por no hablar de lo temidos que fueron los globos en la Primera Guerra Mundial, y basta comprobarlo con esta red desplegada en Londres, en la figura adjunta. Cómo serán de efectivas estas armas, que aún hoy en día se emplean globos incendiarios en los ataques en la región de Gaza. 

Los Montgolfier comenzaron a conquistar el cielo, y eso derivó en una nueva era para el ser humano, a los que les acompañó nuevos retos y oportunidades. 


Este artículo salió originalmente publicado en la revista de investigación, DYNA, a la que recomiendo que echéis un vistazo

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