Seguro que a estas alturas, muchos de los lectores en España habréis visto el siguiente anunció de una conocida marca de cervezas.
En él, se resucita digital a Lola Flores, una famosísima cantante y bailaora española, apodada La Faraona. Es un gran anuncio, ya que se está hablando muchísimo de él. Pero esta artista falleció en 1995, y ahora, gracias a la tecnología, la marca de cervezas usa su rostro y su voz para transmitir un mensaje que ella nunca pronunció.
En otro vídeo, la productora del anuncio explica cómo lo rodó. Básicamente, hay una actriz viva y real que dice un mensaje con los gestos y la entonación deseada, y posteriormente, la ocultan detrás del timbre de voz y los rasgos morfológicos de La Faraona. Sin embargo, este anuncio genera algunas pregunta y dilemas morales. Ahí van algunos:¿Llegará el día en que pongamos la voz de nuestros seres queridos fallecidos a asistentes de voz inteligentes?
¿O llegaremos a usar aplicaciones a golpe de clic tan sencillas como las de que te envejecen 30 años, como FaceApp, y crear avatares virtuales de nuestros fallecidos para que nos acompañen allá donde queramos?
¿A quién pertenece la imagen de los fallecidos, a quién hay que pedir permiso para aparecer en un spot de 25 años después de muerto? ¿Le hubiera gustado a Lola Flores aparecer en este anuncio?
Hay una frase que me gusta usar mucho, y que aparece en el prólogo del libro Mundo Orwell.
El verdadero problema de la humanidad es el siguiente: tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología de dioses. Edward O. Wilson (2009)
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