La dictadura de las matemáticas hace tiempo que se halla entre nosotros. No es necesario que se integre en un cuerpo robótico, de metal, sino que actualmente ya se encuentran gobernando programas informáticos y leyes que gobiernan nuestras vidas. Estoy seguro de que si dejo a los lectores de este humilde blog, 2 minutos para pensar a qué sector puede afectar las fórmulas matemáticas y los algoritmos, estoy seguro de que la mayoría sugerirá la banca, el empleo o el transporte. Pero no, en esta ocasión vengo a hablar de violencia de sexo.
Concretamente, quiero describir brevemente la herramienta matemática, fría y sin alma, que se emplea en España cuando hay un delito de esta naturaleza.
Desde 2007, cuando una mujer acude con un problema de violencia de sexo, la policía le pide que rellene un cuestionario. Posteriormente, el agente de la autoridad rellena a su vez otro cuestionario distinto, ya que en muchas ocasiones la víctima no es capaz de responder fría y objetivamente.
Tras el rellenado de esos dos formularios, se aplica una fórmula matemática super-sencilla y se calcula el riesgo de volver a ser atacada que tiene esa mujer. Concretamente, la fórmula puede arrojar uno de estos cinco resultados: no apreciado, bajo, medio, alto y extremo. Sin sentimentalismos.
Lista de preguntas del protocolo VPR |
De esa manera, la vida de esa mujer queda en manos de una fórmula matemática, ya que en función del resultado la policía le asignará más o menos medidas de protección.
Esta sencilla operación matemática se ha obtenido estudiando casos antiguos de delitos de violencia de sexo. En otras palabras, se estudió qué respondieron las mujeres de entonces, y si fueron atacadas de nuevo o no. En lenguaje científico podíamos denominar a esto un ajuste por regresión, prácticamente.
Pero en mi opinión, debería llamarnos la atención que en lugar de la intuición policial, nos fiemos de esa ley numérica. Además, lo que ocurrió en el pasado, no tiene por qué repetirse en el futuro, y menos tratándose de personas y nuestra imprevisibilidad.
Este algoritmo no es inteligencia artificial, tal y como se ha vendido en algunos medios (por ejemplo). No, es algo de una complejidad mucho más baja.
Los cuestionarios difieren un poco entre los cuerpos policiales del país (EPV-R, para la Policía Vasca, o VPR para la Policía Nacional). Ya ha habido numerosas quejas que advierten que este algoritmo no funcionaba correctamente, pero puede tardar meses en que el cuestionario cambie. ¿Y cómo daríais explicaciones a las familiares de la víctima, si fuerais conscientes de que la aplicación de una fórmula que podría usar un niño de 12 años, ha decidido que la víctima no tuviera protección?
NOTA:
Los cuestionarios los podéis encontrar a partir de la página 101 del manual de Viogén del Ministerio del Interior.
Hay artículos científicos que 'validan' el sistema empleado por la Policía, como este o este. Sin embargo, la metodología empleada está lejos de ser robusta, en mi humilde opinión.
Este artículo es la adaptación y traducción de un artículo que se publicó el día 6 de junio en el diario Berria, escrito en euskera.
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