Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

1/4/23

El dilema del prisionero y GPTx

No es habitual que yo escriba dos entradas en el blog tan seguidas, pero tampoco parece normal las noticias en las últimas dos semanas sobre las últimas novedades de inteligencia artificial.

Cada vez más alumnos, familiares y allegados varios me preguntan si debemos preocuparnos por lo que está ocurriendo, o hacia dónde nos dirigimos. Y más confundidos nos dejó a todos la noticia de que el Institute Future Of Life ha publicado una carta abierta en la que han firmado ya más de 1.700 (en el momento de escribir estas líneas) pidiendo que se paren los grandes experimentos sobre IA durante seis meses, y dé tiempo a reflexionar, asegurarnos de que las IA son transparentes, éticas y fiables. Incluso Elon Musk pidió que firmásemos esa carta, y aunque yo no me fíe mucho de este personaje, sí que me he encontrado en Twitter a gente a la que respeto confesar que la han firmado.

Tal y como explican muchos científicos, como Gary Marcus, no se trata de prevenir el Skynet ni el Terminator, sino que los cambios en la sociedad y en la economía sean demasiado rápidos para adaptarse a ellos y que los software sean seguros.

A mis alumnos les suelo insistir en que últimamente el estamento más importante de las empresas no es ni el cliente, ni el trabajador, ni la sociedad. Sino el accionista. Así que en ese afán (legítimo) de ganar dinero, auguro poco porvenir a la carta abierta de los científicos. Podemos optar por frenar la robotización y GPTx-zación de la sociedad para evitar peligros éticos y destrucción de empleo. Pero yo no estoy tan seguro de que no robotizar no sea más peligroso.


Y también me da qué pensar otras utopías: ¿queda claro ya que si no existe el coche autónomo, es porque no lo han desarrollado todavía? Unas cuantas empresas han puesto todo su potencial en desarrollar modelos de lenguaje, y han generado DALLe, GPTx, Midjourney...

Y otras tantas empresas han puesto muchísimos millones en desarrollar el coche autónomo, y aún no lo tenemos. ¿Qué pasaría si al auge de GPT-4, mañana nos cuentan que Google ha recorrido 10 millones de km de manera autónoma por San Francisco sin problema?

Recuerdo que cuando yo era un poco más joven, la rumorología popular de que "ya existía el sustituto del petróleo", era un clamor, y "que no se comercializaba porque no interesaba".

Espero que estas carreras tecnológicas tipo GPTx hayan dejado claro que no es así.

Vivimos en un tiempo donde todo se acaba, se agota y ya hace tiempo que se decretó la muerte del futuro y la idea de progreso. Nos hemos sentido tan manipulados por la histeria del fin del mundo tecnológico durante tanto tiempo, que no somos capaces de organizarnos.

Estamos ante una disyuntiva. La humanidad necesita acelerar su adaptación a estas tecnologías o se debe tomar una decisión colectiva para frenar el desarrollo de estas tecnologías. Y quizás, incluso haciendo ambas cosas, no sea suficiente. Pero esta decisión es tan antigua como el dilema del prisionero. ¿Quién nos asegura que si hacemos caso a Elon Musk y paramos, no sea él el que aproveche esos 6 meses para acelerar su investigación y ponerse al día?


Os recomiendo este fin de semana intentar desconectaros un poco de toda esta histeria, coger un buen libro (en mi caso, voy a probar con Ideas que pegan, de los hermanos Chip), y disfrutar junto a vuestros seres queridos analógicos.


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