Hace tiempo que me quedó claro que en los últimos años la tecnología y presencia de los drones se ha acelerado mucho, y desde luego, la pandemia ha contribuido a ello.
Esta semana, mientras ponía en orden mis últimos correos y mensajes de alerta en la primera semana de curso universitario, leía que Google, a través de su empresa de drones, Wing, ha cumplido 100.000 entregas de paquetería en la ciudad australiana de Logan, en Australia. La verdad es que la noticia me ha pillado un poco de sorpresa, y ello hizo que haya dedicado algunas horas de la semana a informarme un poco más sobre el tema.
Parece que Google lleva desde 2012 desarrollando drones en el país de nuestras antípodas. Y no fue hasta 2019 cuando estrenó un servicio de entrega de paquetería con drones, a unas afortunadas 100 viviendas de Camberra. Ese mismo año, en 2019, ya comenzó a operar en la ciudad que nos ocupa (Logan). Estos plazos de tiempo deberían darnos una idea de cuánto cuesta desarrollar algo así.
Bueno, entremos en harina, ¿qué puedo pedir con el drone? Pues lamentablemente, el catálogo del tipo de productos es bastante limitado. Hay para elegir entre cafés, perritos calientes, piruletas, sushi, galletas para perros... aquí el listado completo, que me imagino que irá aumentando. como mucho pueden transportar 1,2kg. Es decir, aún no se puede pedir lo que se quiera y recibirlo en casa. Llegado a este punto, creo que es conveniente enseñaros el vídeo que ha publicado Google sobre este hito:
La novedad de Wing es que la realización del pedido es bastante "autónomo". Pero paso a explicar este punto, que es para mí, el más interesante: según cuentan en la propia web de Wing, cuando un cliente realiza un pedido, un software calcula la mejor ruta y más segura para enviar un drone hasta el domicilio, y a continuación, el drone vuela de manera autónoma hasta ahí. Siempre bajo la supervisión de un piloto, que controla todo mediante el proceso. Es decir, el UAV no va por dónde le da la gana, y además, Logan es una ciudad de espacios muy amplios, de casas bajas, con muchas villas ajardinadas, por lo que eso es esencial para que las entregas salgan bien. Y tal y como se ve en el vídeo, las personas no tienen que hacer nada con el drone, ya que éste deja caer el paquetito en el jardín con una cuerda.
Seguro que a más de un lector se le está ocurriendo:
¿y qué ocurre si alguien tira de la cuerda del drone? Pues que el hilo se suelta, cual rabo de lagartija.
¿Hay servicio de entrega con lluvia? No.
¿Los UAVs tienen cámaras? Sí, pero en teoría, solo las usan cuando el GPS falla. Como he dicho, el drone no decide por dónde vuela, sino que simplemente sigue una ruta preprogramada por GPS.
¿A qué distancia hacen entregas? A 10km del almacén.
¿Y si un drone cae en mi jardín? ¡No lo robes! Un operador de Google vendrá lo antes posible, y seguro que hará que se te caiga el pelo si mangas el trasto.
Yo añadiría algo más romántico, algo que vincule una emoción a estos repartos de drone, como un servicio de cartas de amor, que puede que sea algo más sano que cualquier aplicación de citas. Pero eso es para otro día.
Sigo pensando que hay muchas empresas empeñadas en que el reparto de paquetería con drone sea, ante todo, un servicio técnicamente robusto. Ahora bien, que sea barato, eso yo no lo tendría ni en cuenta.
Referencias
Certificado de operación de Wing
Normativa australiana respecto al tema
Problemas técnicos que tuvo Wing (no todo van a ser aciertos!)
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