Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

30/6/20

Las entregas con drones urbanos solo serán viables si cogen el autobús

Los drones solo serán viables si cogen el autobús. El titular no es mío, sino que es una interpretación de una noticia que me pasó hace un par de días @joseM_SGP, responsable del recomendable pódcast Pilotando el tema.

La noticia tiene una carga de retranca, sorna, y pensamiento mágico importante. Hace unos meses ya comentábamos en este blog que la tecnología de los drones urbanos, a pesar de la multitud de experimentos e iniciativas empresariales, no está nada madura.

El covid y la pandemia están dando una buena muestra de las capacidades reales de uso de drones en ciudades: fumigar, vigilar y medir la temperatura corporal de los ciudadanos. Además, dos de esas tareas son de dudosa eficacia. Por lo tanto, que en la citada noticia del inicio del artículo nos digan que la única solución de que el sistema de reparto de paquetería con drones sea que estas máquinas se aprovechen del transporte urbano... mire usté, a mí me parece que sale mucho mejor quedarnos con las típicas motos de reparto.

Drones urbanos (fuente)


Parece que una tecnología no tiene éxito para la población si no ocurre en la ciudad, si no podemos adquirir su servicio con un golpe de app en el móvil. Yo era un optimista de que el sistema de reparto de paquetería con drones tenía su mayor eficacia en zonas de difícil acceso. Unos buenos ejemplos de esto se estaban viendo en África y las iniciativas de transporte de bolsas de sangre y vacunas con UAVs. Pero este año, la ciencia viene a decir 'bueno, sí, pero no'.

Por ejemplo, en la prestigiosa revista The Lancet se puede leer: 'The issues raised in this study suggest that costeffectiveness of UAS depend on a country’s geographical and health-system design context'. O sea, que depende.

O en otras publicaciones similares, se pone en duda la versatilidad del reparto de bolsas sangre y vacunas en cuanto al mantenimiento de las condiciones de humedad y temperatura durante el vuelo. Prometo un artículo más extenso respecto a estas cuestiones.

Pero ahora mismo, todo apunta que los servicios de los UAVs para reparto de mercancías son eficaces solo valoremos más la velocidad que el coste de entrega.


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23/6/20

Errores de 0,345 segundos y de 3 cm

Un profesor amigo mío a menudo afirma que las tareas del ingeniero son 3: revisar, revisar y revisar. No consiste en ser el más listo, ni el más rápido, sino en asegurarse que la tecnología funcione sin fallos y de la manera prevista. Y en este artículo pretendo defender dos casos que representan perfectamente el grado de precisión y repaso que hay que mantener en aplicaciones de alta tecnología.

Tan crucial es que, en el primer ejemplo a presentar, ese error humano y de ingeniería costó 28 vidas, y ocurrió concretamente en la Guerra del Golfo. Aquella noche, un error de 9,5×10-9 segundos tuvo la culpa. Un parpadeo abarca entre 300 y 400 milisegundos, diez millones de veces más lento.

El 25 de febrero de 1991, en un momento de la noche, el fuego mordió el cielo y un misil Scud iraquí viajó a más de 1.600 m/s hasta un cuartel a las afueras de Dhahran (Arabia Saudí). Una batería de misiles Patriot estadounidenses debería haberlo interceptado en pleno vuelo, pero no lo logró. Aquella madrugada, murieron 28 soldados estadounidenses. ¿A qué se debió el error? A la ingeniería.



Los ordenadores internos de los Patriot almacenaban los números reales en formato binario, con una precisión máxima de 24 bits. Y aquí viene la clave: el tiempo inicialmente se expresaba en unidades de décimas de segundo, por lo que debía ser transformado a segundos. Esta operación pasaba necesariamente por multiplicar internamente por 1/10. Es decir, el software medía 35 décimas de segundo, y tenía que transformarlo a 3,5 segundos. Pero... ¿cómo se escribe 1/10 en el sistema binario?


1/24 +1/25 +1/28 +1/29 +1/212+1/213+ ....

Dando como resultado: 0,000110011001001100110011001100... donde tras la coma, las cifras nunca acaban. Como hemos dicho que la precisión máxima de los Patriot era de 24 bits, el número anterior se trunca a:

0,00011001100110011001100, introduciendo un error respecto a la cifra infinita de

0,0000000000000000000000011001100..., lo que equivale aproximadamente a 0,000000095 segundos (en decimal).

Insignificante, ¿verdad? No tanto. Los ordenadores llevaban alrededor de 100 horas funcionando, es decir:100 × 60 × 60 × 10 = 3.600.000 décimas de segundo.

Si en cada décima de segundo se introduce un error de 0,000000095 segundos, el error total es de:
0,000000095 × 3.600.000 = 0,342 segundos.

Dado que un Scud viaja a 1.676 m/s, el desplazamiento adicional del misil en 0,342s fue de unos 573,192 m... Suficiente para escapar de la validación de la posición, y que el misil iraquí impactara en el cuartel y provocara las 28 muertes.

El segundo ejemplo, un poco más amable, se da lugar en un videojuego clásico de 1996. Para los aficionados a este entretenimiento les sonará perfectamente. Se trataba del Quake 1.

Nada tiene que ver el motor gráfico de entonces con las entregas multimedia de ahora.Pero en aquélla época, y aún en la actual, una fórmula muy usada para calcular cuánto salta el muñeco virtual que controlamos, es la típica expresión que muchos enseñamos a nuestros alumnos, y que corresponde a determinar la posición y la velocidad a partir de la aceleración en cada instante de tiempo. Lo cual se conoce como integración numérica de Euler.

      •Vel (t+1) = vel (t) + gravedad · dt
      •Pos (t+1) = pos (t) + vel (t+1) · dt

Sin embargo, en aquella época, la potencia de los ordenadores caseros era muy dispar, y algunos tenían una mayor frecuencia de trabajo que otros. A mayor frecuencia de trabajo, menor intervalo de tiempo, dt, en la fórmula. Y fijémonos en algo curioso: la integración de Euler no se caracteriza por ser muy precisa, y resulta que la posición alcanzada no es la misma para dt diferentes:




Como consecuencia, ¿qué ocurría? La historia gráfica del juego Quake 1, en un momento dado, presentaba un salto un poco largo a superar. Pero los jugadores, según qué ordenador usaran, podían superarlo o no. El error por defecto que impedía superar el salto venía a ser de unos 3cm. Así de gracioso y de chapucero.

Y como estos, se pueden encontrar muchos más fallos catastróficos en este link.

En esta época de exámenes, conviene aclarar a nuestros alumnos que la vida profesional a menudo, poco se parece a las condiciones de trabajo que existen en un examen. Y siempre conviene recordar la cita de Henry Petroski que decía que la ingeniería es humana.


Referencias:


Esta entrada se publicó originalmente en la Revista DYNA, la cual es una publicación científica en ingeniería
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18/6/20

Nuevo rediseño y bautizo del blog. Por otros tantos años

Esta entrada no va a ir sobre ninguna idea sobre tecnología. Es una entrada de agradecimiento y admiración por los seguidores que habéis aguantado en este humilde rincón de la blogosfera durante casi 10 años. A lo largo de este tiempo, he redactado algo más de 500 entradas, donde los artículos y ritmo de publicación iniciales poco tenían que ver con las actuales.

Ahora el blog intenta mantenerse en dos o tres entradas al mes, sobre temas relacionados con la robótica, inteligencia artificial, historia de la tecnología, educación... o cualquiera de las inquietudes que a este autor se le ocurran, y del que tenga algo que contar.

Además, el blog se ha enriquecido con otras colaboraciones, como entrevistas en medios, artículos en The Conversation, Revista DYNA, Naukas o Mapping Ignorance, a los cuales está previsto que acompañen alguna participación en podcast, el cual es un formato que me gusta mucho.

"Un día de febrero de 2011 abrí un blog, y me cambió la vida".

Esa frase la he citado mucho últimamente. Y como este proyecto personal quiere seguir creciendo, os presento la nueva apariencia web, y un rebautizo del blog. De ahora en adelante, la dirección será https://jeibros.blogspot.com, el blog de Julián Estévez. Despido al nombre original de 'Idea Secundaria'.

Fuente


Si estabas suscrito a las RSS a través de Idea Secundaria, seguirás recibiendo las entradas igualmente. No tienes que hacer nada. Solo tendrás que preocuparte si entrabas en mi blog tecleando en la barra de dirección https://ideasecundaria.blogspot.com, ya que esa dirección dejará de existir.

Voy despidiéndome. Gracias por haber llegado hasta aquí y estar enriqueciendo la vida digital y personal en este rincón del País Vasco.





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12/6/20

Tres cosas duras: el acero, el diamante, y el ego de cada uno

Quizás ahora ya nos pille un poco tarde, en plena Fase 2 o 3 de desconfinamiento en España. ¿Pero cuántas veces cuando empezamos a salir de casa tras la pandemia del coronavirus a hacer esas cosas tan corrientes y poco apreciadas como un paseo, tomar un café o conducir un coche, no dijimos..?

- ¡Qué vergüenza, qué desastre! ¡La gente hace lo que le da la gana!

- En una semana, con lo llenas que están las terrazas, vuelven a encerrarnos.


Un artículo con un título muy acertado revelaba esa realidad: 'Todos son idiotas, menos tú', donde se pueden leer afirmaciones palmarias como 'nos creemos firmes cumplidores de las normas del confinamiento a la vez que señalamos con el dedo a los demás por no hacer lo mismo', o 'el 94,2% se autoconcede una nota positiva en la gestión personal de su cuarentena'. 

El ego bien alto, que en esta crisis humanitaria y social nunca viene mal. Pero bueno, no estoy en este blog para hablar de nuestra actitud en la cuarentena, sino para recoger un interesante metaestudio de un tema similar: Do People Have Insight Into Their Abilities? A Metasynthesis.




En este interesante documento, de 2014, se recogen las evidencias científicas sobre esa actitud tan humana de considerarnos mejor que la media. Ya lo decía Benjamin Franklin, 'hay 3 cosas extremadamente duras: el acero, el diamante, y el ego de cada uno'.

Básicamente, el metaestudio viene a decir que tendemos a considerar que nuestras habilidades no son de experto, pero al mismo tiempo, infravaloramos las de los demás. Y esto puede que tenga algún tipo de ventaja evolutiva, ya que también indica que la gente con esa ilusión de superioridad tiende a ser más feliz y a rodearse de más amigos.

En su momento, fueron muy famosas las encuestas a conductores. Por ejemplo, los estadounidenses se consideran excelentes conductores, muy por encima de la media. Los porcentajes varían según el año en que se haga la encuesta, pero no es raro que más del 70% de los encuestados asevere que conduce mucho mejor que la media (ejemplo 1, y ejemplo 2). ¡Los españoles, en una encuesta reciente, el 95% asegura que conduce mejor que la media! Esto lleva ocurriendo desde 1980, que yo haya visto por lo menos, y ocurre en todos los países, no solo en esos dos mencionados. Está convenientemente recogido con evidencias científicas en el artículo I am better driver than you think. Y no solo en conducción, sino en cualquier otra habilidad que nos imaginemos. Por ejemplo, en lo que a mí me respecta, el 90% de profesores se considera que lo hace mejor que el resto.

Por lo tanto, menos ver la paja en el ojo ajeno, y más humildad, aunque estemos sesgados para lo contrario.

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