Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

12/9/19

En Naukas: Los Pecados Capitales en las predicciones sobre IA y robots

La inteligencia artificial y la robótica van camino de convertirse en el perro del hortelano: ni come ni deja comer. Dicho de otra manera: hay que seguir mejorando la tecnología e incorporarla en los sectores económicos. Pero al mismo tiempo va a destruir empleos y empresas, y probablemente cambie la sociedad. Pero las expectativas que nos han creado, están claramente infladas.

Los investigadores y divulgadores, tenemos a menudo muchos textos que son una referencia para nosotros. Puede ser por el estilo, por el mensaje o por lo que a cada uno le transmita. Y hay uno que yo recomiendo especialmente sobre inteligencia artificial y robótica, y es el texto titulado The Seven Deadly Sins of Predicting the Future of AI (Los 7 Pecados Capitales de las predicciones de Inteligencia Artificial), del ínclito Rodney Brooks.

En esta entrada, me gustaría destacar tres pecados mencionados en este artículo, donde mezclaré traducciones libres del texto con comentarios personales. Comencemos:




Existe una gran histeria sobre el impacto social de la inteligencia artificial, sobre todo en cuanto al impacto en la pérdida de empleos. Hay afirmaciones como la siguiente: ‘el 50% de los empleos actuales desaparecerá en favor de los robots’. Que un robot en un laboratorio tenga la capacidad de doblar ropa, no significa que vaya a sustituir a un/a profesional de una tienda de ropa. Las posibilidades de laboratorio son eso, simplemente. Entornos de laboratorio. ¿Cuántos experimentos se han llevado a cabo de robots en múltiples puestos de trabajo que dicen que van a acaparar? ¿Cuántos robots están actualmente en esos puestos? La respuesta a ambas preguntas es la misma: CERO.

Los robots que dicen que son autónomos, no lo son tanto, las empresas que dicen que emplean inteligencia artificial, no la usan realmente, e incluso se puede hablar de cierta desrobotización. Estos son algunos de los Pecados Capitales para saber bien a qué atenernos en esta tecnología.


Sub/sobrevaloración

Roy Amara, fundador del Institute for the Future de Sillicon Valley, enunció lo que hoy se conoce como la ley de Amara:

Tendemos a sobrestimar el efecto de una tecnología a corto plazo, y subestimarlo en el largo.

Un ejemplo claro de esta afirmación lo encontramos en el GPS. Esta tecnología comenzó con la creación en 1978 de una red de 28 satélites, cuyo propósito era ayudar en el lanzamiento preciso de bombas del ejército estadounidense. La primera prueba de este objetivo tuvo lugar en 1991 durante la operación Tormenta del Desierto, y fue prometedora. Sin embargo, durante la década de los 90, los militares aún albergaban muchas dudas sobre su utilidad, y no fue hasta el año 2000 cuando fue mayoritariamente aceptado.

Desde 1978 hasta ese momento, el programa de GPS estuvo a punto de ser cancelado una y otra vez. Pero de repente, la tecnología se reveló con unas utilidades que nunca fueron previstas en su concepción. Hoy en día permite aplicaciones, sin las cuales el mundo sería un poco diferente.
Algo parecido ocurrió con la informática. Cuando se comenzaron a comercializar ordenadores en la década de los 50, había una percepción de que eliminarían muchísimos empleos. Sin embargo, durante los 30 primeros años de presencia social, apenas tuvieron efecto en la vida de la gente. Esto cambió a partir de los 80, y ahora vivimos rodeados de informática y electrónica por doquier.

Por lo tanto, es un error humano muy habitual sobrestimar las posibilidades de una tecnología en el corto plazo, y de subestimarlo en el largo. No sabemos aún cuánto será ese ‘largo plazo’ para la inteligencia artificial, ya que se le lleva sobrestimando en los 60, 80 y ahora.

 

Escenarios hollywoodienses

¿Cuál es la diferencia entre los alienígenas y los robots? La respuesta es que los aliens, si vienen, quizás nos pillen totalmente desprevenidos. Pero eso será imposible con los robots de aspecto e inteligencia similar a Terminator. Ni siquiera está claro que sea alcanzable lo que denominamos Inteligencia Artificial General, que implica el razonamiento y aprendizaje de un humano. Ojalá sí que sea viable técnicamente, pero hoy por hoy, los científicos estamos demostrando que no tenemos ni idea de cómo desarrollarla. Ahora mismo las habilidades de la inteligencia artificial son muy limitadas.

En ese largo proceso de investigación hacia esa inteligencia superior, todo nuestro entorno cambiará. Cambiará el mundo. Por otro lado, la situación técnica, social y económica para cuando ese momento llegue, puede que sea muy distinta de la actual. Dejar volar la imaginación en obras literarias o cinematográficas no es más que eso: un ejercicio de imaginación sin base real.
  


Velocidad de despliegue

El software se está comiendo a la industria. Además, el tiempo de despliegue de nuevas versiones de programas informáticos, es cercana a 0 y el software impera en muchos sectores económicos.
En cambio, la velocidad de despliegue del hardware no es inmediata, ni mucho menos. Hay muchos ejemplos de ello. Aún existen muchos servicios que emplean versiones muy antiguas del sistema operativo Windows. En muchísimas fábricas, el mecanismo de control principal continúa siendo el dispositivo llamado PLC, que comenzó a introducirse en 1968. Incluso en el ejército estadounidense se emplea tecnología antigua: aún emplean el bombardero B-52, concebido en 1961, y han anunciado que pretenden seguir usándolo hasta 2040.

Cualquier persona que conozca alguna gran industria, sabrá que la reconfiguración del sistema de control o de información interna requiere mucho tiempo, pruebas y habitualmente la asistencia de varios consultores para reorganizar toda la fábrica.

Es decir, la incorporación de robots en la mayoría de sectores económicos lleva una desquiciante gran cantidad de tiempo. No se da de la noche a la mañana. Por eso, entre otras razones, la unidad de medida de tiempo para calcular cuándo los robots destruirán empleos (lo harán) es el año.

Estos son solo los Pecados Capitales que he querido destacar, y que espero que ayuden a ser escépticos sobre muchos de los titulares futuristas que se ven sobre IA y robótica. Como dice el economista Tim Hardford, ‘predecir el futuro siempre ha sido un juego muy divertido, pero totalmente infructuoso’.

Y creo que todo esto sive de cortina de humo mediática para cambios sociales que sí que nos van a afectar en un plazo muy corto y de los que casi nadie habla. Por ejemplo, la clasificación social en distintos perfiles o los sistemas de crédito social (también en Europa). Pero esto ya se queda para una próxima entrada.

 

 Esta entrada se publicó originalmente en Naukas. Y aprovecho para recordaros que el evento de divulgación Naukas Bilbao está al caer.



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