En esta entrada me hago eco de un estudio que conocí en el recomendable blog The Oil Crash. En esa entrada, el autor habla de que la innovación que es capaz de producir cambios sociales es cada vez menos frecuente, y para demostrarlo, el científico Jonathan Huebner publicó en 2005 un estudio llamado A possible declining trend for worldwide innovation, el cual recomiendo leer.
Este estudio afirma que el pico de innovación ocurrió en 1873 y que desde entonces ha ido cayendo.
Por un lado están los límites de la propia ciencia, que ya llega a rendimientos difíciles de conseguir. O balances energéticos, en el que conseguir un rendimiento mayor supone mucha energía. O escasez de recursos.
El artículo tiene su origen en un escepticismo sobre el hecho que muchos tenemos en la cabeza que la tecnología ayudará a combatir el cambio climático y a hallar fuentes alternativas de combustibles. Uno de los modelos más pesimistas a este respecto es la teoría de Olduvai, que ya comentamos por aquí hace tiempo y afortunadamente no se está cumpliendo.
Raymond Kurzweil es otro personaje que hay que tener en cuenta y escuchar (aunque después luego formemos una opinión negativa sobre sus teorías). Concretamente, él dice que la tecnología avanza exponencialmente. Es decir, primero se inventa una tecnología, y al principio tiene una penetración en la sociedad muy lenta y un desarrollo pequeño, para pasar después a tener un impacto mucho mayor.
Pero todo esto de la innovación me hace preguntarme en voz alta si estamos haciendo todo lo posible para
favorecerla. Por ejemplo, muchos criticamos el actual sistema de méritos durante la carrera universitaria profesional. Hoy en día, se hace una investigación para conseguir unos méritos. No está dirigida o no favorece (en mi opinión) la búsqueda de grandes innovaciones o temas peregrinos de la ciencia que provoquen mucha prueba y error. Algunos blogs lo cuentan mejor que yo, como éste o éste, pero sin lugar a dudas me quedo con la primera entrada que hizo allá por 2006 @elbuhodelblog, ya con unos años de experiencia y echando la vista atrás.
También hayan incentivos para que las empresas innoven y basen sus modelos de negocio en la apuesta por la I+D. Todo esto está respaldado y cacareado por la clase política, aunque no obren en consecuencia vistos los últimos recortes en este tipo de financiaciones. Y en cuanto a universidades, aquí hay datos fiables sobre las solicitudes de patentes de universidades españolas, y no me parece que sean para echar cohetes.
Ahora estamos en los primeros pasos del Horizon2020, que es el programa de ayudas de la UE. Esos programas tiene una duración de unos años, y cuando acaba uno normalmente aparecen informes sobre la eficacia o no de todo el dinero que se ha destinado para innovar, lograr proyectos con impacto en el bienestar de la sociedad, en la medicina, etc. Pero esos informes tampoco son muy alentadores, y a menudo reconocen que no se han cumplido objetivos. Esta semana me tocó conversar con un investigador reputado del País Vasco, y decía que el sistema de innovación está muy corrompido, y que él recomendaba a sus alumnos generar empresas con ideas nuevas y sin actitud de ir a por la subvención y "cobrar por vender humo".
En línea con todo esto, y por lanzar otra idea al aire, me gustó mucho una charla de @edocet a la que asistí en 2013 titulada "De la ciencia a la factoría", en la que César defendía que las empresas tenían que romper moldes y hacer investigación, no innovación. Sólo la innovación y mejora o adaptación de sus procesos o servicios no haría que esa empresa sobreviviera. Un ejemplo histórico que ya ocurrió fue que en el siglo XVIII y XIX. En el siglo XVIII había muchas empresas inglesas de ferrocarriles basadas en carbón. Apareció la electricidad, pero pocas apostaron por ella, el resto pensaba que nunca llegaría a imponerse. Hoy ya se sabe las que sobreviven, el resto no llegó a tiempo. Algo parecido se plantea con el coche eléctrico. César habló de que puede que la molécula del octano esté cerca, lo cual supondría ser capaces de fabricar sintéticamente nuestro propio combustible. Es un cambio que ahora mismo pocos se esperan, y que puede cambiar el mundo, un Cisne Negro.
Eso sí, para quitaros las dudas de si la inversión en I+D es buena o mala, os sugiero que leáis el blog www.euskaditm.com.
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