Inteligencia artificial, robótica, historia y algo más.

11/11/24

La empresa más disruptiva de la que nunca has oído hablar: Amyris y la biología sintética

Cuando pensamos en empresas disruptivas, a menudo nos vienen a la cabeza los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, los grandes nombres de la inteligencia artificial o las últimas sensaciones de las redes sociales. Pero, a veces, las empresas más revolucionarias trabajan silenciosamente entre bastidores, lejos de los focos, transformando sectores que no suelen aparecer en los titulares. Una de estas empresas innovadoras que pasó desapercibida fue Amyris, una compañía de biología sintética que, a pesar de su bajo perfil, estaba a punto de transformar todo, desde el cuidado de la piel hasta el combustible para aviones. Aunque Amyris no tenga la fama de los gigantes tecnológicos, su trabajo pionero con moléculas cultivadas en laboratorio e ingredientes sostenibles le dio el potencial para trastornar algunas de las industrias que más recursos consumen en el planeta. La historia de Amyris no trata sólo de tecnología, sino del futuro de la sostenibilidad y del poder oculto de la biología para reinventar nuestro mundo.

En el ámbito de la biotecnología y la sostenibilidad, pocas empresas han generado tanto potencial y expectación como Amyris. Esta empresa californiana, una de las pioneras de la biología sintética a gran escala, estaba a punto de revolucionar los sistemas mundiales. En su mejor momento, Amyris parecía estar a la vanguardia de un movimiento tecnológico capaz de redefinir nuestra relación con los recursos naturales y las cadenas de suministro energético. Sin embargo, a pesar de sus impresionantes avances, la empresa no llegó a alcanzar su sueño más audaz: crear una alternativa biológicamente viable al petróleo.




Biología sintética: El sueño de un mundo sostenible

Hoy nos limitamos a la síntesis de moléculas, pero dentro de unas décadas podremos fabricar cualquier cosa con biología, haciendo que cosas que hoy son caras y escasas, sean baratas y abundantes. Como resultado, la industria se convertirá en un problema de programación genética y será sostenible por defecto.


Las próximas décadas en synbio se parecerán mucho a lo que hemos visto hasta ahora con los semiconductores, que han pasado de ser pequeños juguetes de empollones a componentes fundacionales de nuestra economía. Tenemos mucho tiempo para atrapar ganadores y creo que tener $AMRS en nuestro mapa es una adición clave. La empresa tiene una muy buena oportunidad de capital compuesto en este espacio durante décadas y una inversión a largo plazo puede ser muy lucrativa, independientemente de la volatilidad a corto plazo.


Amyris se basó en una poderosa idea: los microorganismos, como la levadura, podían transformarse en fábricas vivas capaces de producir casi cualquier cosa que la humanidad necesitara, desde combustibles hasta productos químicos esenciales. Utilizando tecnología avanzada, la empresa modificó el ADN para producir moléculas específicas mediante fermentación, utilizando azúcares vegetales como materia prima. Este proceso se asemeja a la fermentación tradicional utilizada para fabricar cerveza o pan, pero adaptada para crear compuestos químicos complejos.

Amyris utilizó la biología sintética para «programar» seres vivos diminutos, en concreto levaduras, para fabricar ingredientes valiosos, algo así como una receta. Así es como funcionó en términos sencillos:

  • Elección de la molécula diana: En primer lugar, Amyris decidía qué tipo de molécula quería fabricar. Podrían ser moléculas que se encuentran en la naturaleza, como las utilizadas en cosméticos, fragancias, medicamentos o incluso combustibles.

  • Diseñar la receta: Los científicos de Amyris estudiaron los procesos naturales que crean estas moléculas. Por ejemplo, las plantas u otros organismos producen de forma natural estas moléculas en pequeñas cantidades. Amyris «traduciría» esta receta natural en algo que la levadura pudiera entender.

  • Editar el ADN de la levadura: A continuación, modificarían el ADN de la levadura -el código genético- para incluir nuevas instrucciones para producir esa molécula. Este proceso es un poco como editar el libro de cocina genético de la levadura, diciéndole que siga una nueva receta.

  • Alimentar la levadura: Una vez reprogramada, la levadura necesitaba combustible para fabricar esas moléculas. Amyris la alimentó con azúcares vegetales (como los de la caña de azúcar), que la levadura utilizó como energía para crecer y empezar a producir la molécula deseada.

  • Cosecha del producto: La levadura «elabora» la molécula, del mismo modo que la levadura produce alcohol al fermentar el azúcar en la cerveza o el vino. A continuación, Amyris recogería y purificaría la molécula para su uso en productos, ya sea para el cuidado de la piel, perfumes, medicamentos o incluso combustibles.


En pocas palabras, Amyris tomó moléculas naturales y descubrió cómo «enseñar» a la levadura a fabricarlas en un laboratorio. En lugar de necesitar toneladas de plantas o animales para producir sólo un poco de un ingrediente especial, podían producirlo eficientemente con levadura en grandes cantidades. Y lo hacían mejor que sus competidores. Este método era más sostenible y a menudo mucho más barato que los métodos tradicionales, por eso tenía tanto potencial.

La principal fuente de valor de Amyris es su capacidad demostrada para ampliar y comercializar con éxito moléculas de alto margen, a costes decrecientes y a velocidades cada vez mayores.

Amyris sigue estando mucho más avanzada que sus competidores (Zymergen y Ginkgo Bioworks), con una capacidad demostrada para ampliar y comercializar moléculas.


En sus primeros años, Amyris demostró el potencial de la biología sintética para salvar vidas en proyectos humanitarios. Uno de sus primeros éxitos fue la producción de artemisinina, un compuesto crucial en la lucha contra la malaria. En asociación con la Fundación Bill y Melinda Gates, la empresa hizo posible reducir el coste de este tratamiento esencial. Pero el sueño último de Amyris era mucho más ambicioso: la creación de una fuente de energía renovable que pudiera sustituir al petróleo.




El sueño del «petróleo sintético

La visión de Amyris se centraba en la producción de biocombustibles avanzados. La empresa prometía algo que parecía imposible: combustibles sostenibles y asequibles que pudieran integrarse directamente en la infraestructura mundial existente. En lugar de perforar pozos de petróleo y liberar carbono fósil atrapado durante millones de años, Amyris pretendía producir combustibles a partir de azúcares vegetales que pudieran fermentarse en moléculas casi idénticas a las del petróleo crudo.

Imaginemos un mundo en el que la gasolina, el gasóleo e incluso los plásticos ya no dependieran de recursos fósiles finitos y contaminantes, sino de organismos renovables cultivados a partir de cosechas sostenibles. Este aceite sintético prometía reducir drásticamente las emisiones de carbono, acabar con nuestra dependencia de la industria petrolera y permitir una transición energética que beneficiaría tanto al planeta como a la economía mundial.

La tecnología de Amyris encontró acomodo en diversos sectores, sirviendo de puente entre la sostenibilidad y la ciencia para marcas y empresas que buscaban innovar. Desde el sector de la belleza hasta el farmacéutico, a los clientes de Amyris les unía una cosa: la necesidad de ingredientes sostenibles y de alta calidad que pudieran sustituir a las opciones tradicionales, a menudo perjudiciales para el medio ambiente.

En el sector de la belleza y el cuidado personal, Amyris se convirtió en un actor clave al ofrecer ingredientes renovables como el escualeno, un hidratante derivado tradicionalmente del hígado de tiburón. Gracias al poder de la fermentación de la levadura, Amyris creó una versión sostenible del escualeno que igualaba su eficacia pero sin el impacto ambiental. Esto atrajo a socios de alto nivel, como Sephora, y condujo a la creación de Biossance, una marca de cuidado de la piel propiedad de la propia Amyris. Conocida por su enfoque ecológico y sus fórmulas respetuosas con la piel, Biossance se convirtió rápidamente en la favorita de los consumidores concienciados que buscaban sostenibilidad sin renunciar a la calidad.

Amyris también dejó su impronta en el mundo de las fragancias y los aromas, muy utilizados no sólo en perfumería, sino también en alimentos y bebidas. Al crear compuestos aromáticos naturales a partir de fuentes renovables, Amyris llamó la atención de gigantes mundiales de la industria de las fragancias, como Firmenich y Givaudan. Estas empresas se abastecieron de los ingredientes de Amyris para sus líneas de fragancias, viendo el valor de las alternativas sostenibles y de base biológica a los ingredientes convencionales. En un mercado en el que la demanda de ingredientes naturales y respetuosos con el medio ambiente crece rápidamente, las fragancias biológicas de Amyris se convirtieron en un complemento muy solicitado para muchos de los perfumes y sabores más populares del mundo.

Las empresas sanitarias y farmacéuticas también reconocieron el potencial de la ciencia de Amyris. La empresa causó sensación por primera vez en este ámbito con su artemisinina sintética, un medicamento contra la malaria desarrollado en colaboración con la Fundación Bill y Melinda Gates. Este éxito demostró la capacidad de Amyris para producir moléculas complejas capaces de salvar vidas. A partir de ahí, Amyris empezó a crear otros productos relacionados con la salud, como vitaminas e ingredientes de alto valor que respaldaban productos de bienestar destinados a mejorar los resultados sanitarios de forma sostenible.

Incluso la industria de la alimentación y las bebidas encontró interesantes posibilidades en la tecnología de Amyris. Con el auge de los edulcorantes naturales y sin calorías como alternativas al azúcar, Amyris desarrolló ingredientes de origen vegetal que atrajeron a las marcas centradas en ofrecer opciones más saludables y sostenibles a los consumidores. Estos edulcorantes y compuestos aromatizantes permitieron a las empresas alimentarias satisfacer la creciente demanda de ingredientes naturales y no modificados genéticamente, al tiempo que reducían su impacto medioambiental.

En sus inicios, Amyris suscitó incluso el interés de los sectores de los biocombustibles y la industria, que buscaban en los combustibles renovables una forma de reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Aunque los elevados costes de producción acabaron por desviar la atención de Amyris de los biocombustibles, sus asociaciones con empresas como Total (el gigante energético francés) demostraron el potencial del combustible y el gasóleo renovables para reactores. Este trabajo sentó las bases para la exploración futura de la energía sostenible, que sigue siendo un área de enorme potencial para la biología sintética.

Mediante asociaciones con marcas de estos sectores, Amyris demostró la versatilidad y la promesa de la biología sintética para transformar los productos cotidianos. Ya sea en el cuidado de la piel, las fragancias, los suplementos para la salud o incluso los alimentos que comemos, la tecnología de Amyris abrió las puertas a un futuro en el que los ingredientes renovables cultivados en laboratorio no sólo podrían cumplir las normas de calidad tradicionales, sino también promover un mundo más sostenible.



Tan cerca, tan lejos

Amyris realizó importantes avances hacia un sueño: la fabricación de aceites sintéticos. La empresa consiguió desarrollar combustibles renovables para la aviación y gasóleo que funcionaban eficazmente y producían menos emisiones que los combustibles fósiles tradicionales. Pero había un problema importante: el coste. Competir con los bajos precios del petróleo era casi una barrera insalvable, sobre todo porque el mercado mundial sufría constantes fluctuaciones. A medida que bajaban los precios del petróleo, el sueño de Amyris de conseguir biocombustibles económicamente viables se hacía más difícil de alcanzar.

El reto no radicaba sólo en la biotecnología, que se había mostrado muy prometedora, sino también en los obstáculos económicos y de infraestructura mundial. La producción de biocombustibles a gran escala requería grandes inversiones y tiempo, dos recursos que a Amyris se le estaban agotando. El balance de esta empresa siguió siendo siempre muy débil. Su negocio principal requería toneladas de dólares de quema de efectivo, y siempre había altas posibilidades de quebrar.

La empresa, que una vez fue un faro de esperanza para un futuro sostenible, empezó a cambiar su enfoque hacia nichos de mercado más lucrativos, como los ingredientes para cosméticos y fragancias, que ofrecían márgenes más altos.



Lo que podría haber sido

Imagina un mundo en el que el sueño de Amyris se hubiera hecho realidad: aviones que cruzan el mundo propulsados por biocombustibles renovables, ciudades que dependen de gasóleo libre de carbono y plásticos que no dejarían una huella duradera en el planeta. No se trata de ciencia ficción, sino de un futuro posible que Amyris estuvo a punto de hacer realidad. La tecnología estaba ahí y la ciencia había demostrado su eficacia. Sin embargo, las fuerzas del mercado, las luchas financieras y el ritmo acelerado del sector energético mundial impidieron que ese cambio se materializara.

En palabras de Antonio Linares, autor de Investment Ideas:

En agosto de 2023, Amyris se declaró en quiebra. La plataforma de biomanufactura de la empresa tenía un gran potencial, pero no se estaba orientando a resolver los puntos débiles de los clientes ni a desarrollar una solución desconocida hasta entonces. Amyris intentaba rentabilizar la plataforma mediante el crecimiento de sus marcas de belleza propias, pero los clientes tenían muchas alternativas.

En teoría, los productos de Amyris atraían a los clientes porque se producían de forma más sostenible y tenían un
rendimiento superior al de las alternativas. De hecho, todavía soy consumidor de uno de sus productos (Terasana) y puedo confirmar que el rendimiento es fantástico.

Pero la diferenciación de los productos no fue suficiente para mantener la empresa a flote. Los clientes no los necesitaban realmente, así que la operación fracasó.



Aunque Amyris se declaró en quiebra en 2023, no hay que subestimar su legado. La empresa demostró lo que es posible con la biología sintética y cómo las innovaciones pueden acercarnos a un futuro más limpio y sostenible. Además, sus contribuciones en otras áreas, como el desarrollo de productos sostenibles y naturales para la industria del cuidado personal, siguen siendo un testimonio de su capacidad de innovación.

El sueño del aceite sintético aún podría hacerse realidad, quizá no bajo el nombre de Amyris, pero sí gracias a los cimientos que sentó la empresa. La biología sintética es aún joven y puede revolucionar sectores enteros. Amyris nos enseñó a imaginar un mundo diferente, a soñar con una economía basada en recursos renovables y a no subestimar nunca lo cerca que podemos estar de cambiar el curso de la historia. El reto ahora es aprovechar esas lecciones y seguir avanzando hacia el futuro que Amyris nos mostró tan vívidamente.




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25/10/24

Waymo vs Tesla Robotaxi: ¿quién va venciendo en la carrera tecnológica?

A medida que los vehículos autónomos se acercan a la realidad, dos gigantes de la industria están tomando caminos radicalmente diferentes hacia el mismo objetivo. Waymo, con su enfoque metódico y cargado de sensores, y Tesla, con su ambiciosa visión de solo cámaras, representan filosofías opuestas en la carrera por dominar el mercado del robotaxi. Veamos en qué se diferencian estas empresas.


La experiencia en la tecnología
Waymo lleva en el mundo de la conducción autónoma desde 2009, cuando comenzó como el proyecto de coche autoconducido de Google. Su paciencia y su enfoque metódico han dado sus frutos: actualmente ofrecen viajes sin conductor a clientes de pago en varias ciudades, con más de 100.000 viajes semanales en Phoenix, San Francisco y Los Ángeles.

Tesla, a pesar de años de promesas, sigue trabajando para ofrecer su primer viaje realmente sin conductor. Su recién presentado «Cybercab» representa su última incursión en el mercado de los robotaxis, aunque no estará operativo hasta «finales de 2027», según el calendario de Elon Musk.


Fuente



Enfoques técnicos: Más frente a menos

Sensores y hardware:
Waymo: Emplea un amplio conjunto de sensores que incluye:
  • Lidar de 360 grados

  • Tres lidares perimetrales

  • Tres radares

  • Varias cámaras de vídeo

  • Sistemas automáticos de limpieza de sensores

  • Capacidad de alcance de hasta 1.600 pies para las cámaras

Tesla: Adopta un enfoque minimalista con:

  • Sólo cámaras de vídeo

  • Sin lidar ni radar

  • Procesamiento de visión basado en IA

  • Sin el mencionado sistema de limpieza de sensores



Mapas y navegación
Waymo crea mapas HD detallados antes del despliegue

  • Premapea todas las áreas operativas

  • Actualiza los mapas en tiempo real a medida que cambia el entorno

  • Puede funcionar incluso con pérdida de señal GPS

  • Mantiene un posicionamiento preciso a través de múltiples sistemas


Tesla: Afirma operar sin mapas previos

  • Se basa en el procesamiento de visión en tiempo real

  • Utiliza mapas de navegación básicos

  • Procesa los datos medioambientales sobre la marcha



Sistemas de seguridad
Waymo ha construido múltiples capas de sistemas de seguridad:

  • Ordenador de a bordo secundario

  • Detección de colisiones de retroceso

  • Sistemas de dirección secundarios

  • Sistemas de alimentación de reserva

  • Sistemas de posicionamiento redundantes

  • Supervisión humana remota


Tesla no ha detallado sus sistemas de redundancia para el Cybercab, lo que despierta algunas dudas sobre los protocolos de seguridad.

Lista de redundancias con las que puede contar Waymo (Fuente)



Rendimiento en el mundo real
A pesar de sus numerosos accidentes, podemos achacar los principales siniestros de Waymo a errores humanos. Además, Waymo ha demostrado su capacidad con:


  • Cuatro años de funcionamiento sin conductor

  • Más de 100.000 trayectos semanales

  • Mínimos incidentes graves

  • Operación exitosa en múltiples ciudades


El actual sistema FSD (Full Self-Driving) de Tesla:

  • Un estudio independiente del último software de conducción autónoma de Tesla, la versión 12.5, reveló que requería la intervención humana una vez cada 13 millas.

  • Se ha enfrentado a un escrutinio normativo

  • Sigue necesitando la supervisión del conductor.

  • Aún no ha demostrado un funcionamiento totalmente autónomo.



El coste de la tecnología
El enfoque de Tesla puede ofrecer ventajas económicas:

  • Configuración de hardware más sencilla

  • Menor coste por vehículo

  • Integración de fabricación más sencilla

  • Potencial de escalado más rápido


El sistema de Waymo implica costes más elevados:

  • Conjunto de sensores caros

  • Integración de hardware compleja

  • Mayor coste por vehículo

  • Necesidades de infraestructura más elaboradas



De cara al futuro
Ambas empresas se enfrentan a retos distintos:

Los retos de Waymo:

  • Escalar la fabricación

  • Reducir los costes de los vehículos

  • Expansión a nuevas ciudades

  • Gestionar las necesidades de infraestructura


Retos de Tesla:

  • Demostrar la viabilidad de las cámaras

  • Lograr una verdadera autonomía

  • Crear credibilidad en materia de seguridad

  • Cumplir plazos ambiciosos


Conclusión
Aunque la visión de Tesla de la conducción autónoma sólo con cámara es ambiciosa y potencialmente más escalable, el enfoque más conservador de Waymo ya ha producido resultados reales. Waymo opera actualmente un auténtico servicio de robotaxi, mientras que Tesla sigue trabajando para cumplir sus promesas.

Los próximos años serán cruciales para determinar qué enfoque tiene más éxito. ¿Superará el hardware simplificado de Tesla y su estrategia de recopilación masiva de datos al enfoque más tradicional de Waymo? ¿O mantendrá su liderazgo en la carrera de la conducción autónoma la filosofía metódica de Waymo, que da prioridad a la seguridad?

Por ahora, Waymo lleva la delantera en el despliegue real, mientras que las promesas de Tesla siguen siendo en gran medida teóricas a pesar de todas las afirmaciones de Elon Musk. Pero en el mundo en rápida evolución de los vehículos autónomos, el líder de hoy no tiene garantizada la victoria de mañana.




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19/10/24

Los coches autónomos y el Monstruo del Spaghetti Volador

Por lo que he podido investigar, Tesla ha ganado todos y cada uno de los juicios por siniestros causados por su sistema de conducción semiautónoma. En casi todos los procesos judiciales, el juez dictaminó una de estas dos opciones: o bien el software de Tesla no era culpable, o bien el conductor del vehículo era culpable por no estar atento a la carretera. Sospecho que este optimismo jurídico es esencial para el éxito de esta tecnología.

Quizá algunos lectores recuerden un famoso incidente de Toyota hace unos años. Todo comenzó con una llamada de un conductor en 2009 al 112, cuando un hombre informó de que su pedal del acelerador estaba atascado y no podía conseguir que el coche se detuviera. Dijo que sus frenos no funcionaban. Al final, su coche chocó contra otro y luego se precipitó por un barranco. Todos los ocupantes del vehículo murieron. Esta llamada se hizo viral. Pero este no fue el último incidente de Toyota.

Entre 2000 y 2010, la marca japonesa fue acusada de causar 89 víctimas mortales y 57 heridos graves debido a problemas con su pedal del acelerador. El fallo consistía en que los coches sufrían aceleraciones bruscas, y la NASA fue asignada para evaluar el código de la unidad de control del software del coche.




Durante los 10 meses que duró la investigación, los especialistas de la NASA afirmaron que el software no cumple las normas MISRA (Motor Industry Software Reliability Association) y contenía 7.134 infracciones. Toyota respondió diciendo que ellos tenían sus propias estándares de código. Tras el anuncio de los resultados de la investigación de la NASA, las acciones de Toyota en la Bolsa de Tokio subieron un 4,6%.

De todos modos, el 20 de diciembre de 2010, Toyota rechazó todas las acusaciones, pero abonó 16.000 millones de dólares en concepto de acciones previas al juicio. Además, publicó actualizaciones de software para algunos modelos de coche y retiró 5,5 millones de vehículos. Sin embargo, aún quedaba por decir la última palabra.

En el año 2013, se presentó una demanda ante el Tribunal de Oklahoma en relación con un accidente ocurrido en 2007, en el que se vieron implicadas dos chicas en un Toyota Camry de 2005. Una de ellas murió, la otra pasó cinco meses en un hospital con lesiones en la espalda y la cabeza. Toyota no ha admitido su culpabilidad. Dijeron que la causa del accidente fue que la conductora confundió el acelerador y los frenos; cuando se dio cuenta de su error y empezó a frenar, ya era demasiado tarde.

En aquel momento, dos ingenieros iniciaron la investigación del código de la unidad de software del fabricante de automóviles: Michael Barr y Philip Koopman. Tardaron 20 meses en revisar 280.000 líneas de código y redactar un informe de 800 páginas. Y la investigación se llevó a cabo como en una película de juegos de espías: la dirección donde investigaron el código se mantuvo en secreto. La habitación del hotel donde trabajaban los ingenieros estaba vigilada las 24 horas del día: la seguridad se encargaba de que nadie entrara ni sacara papeles. Todos los teléfonos y conexiones a Internet estaban desactivadas.

Al final, los investigadores identificaron 81.514 fallos de código en el software de Toyota, frente a los 7.134 estimados por la NASA. Se descubrió que Toyota sólo cumplía 11 supuestos MISRA. Todo el software era un código espagueti.

El término «código espagueti» hace referencia al código enmarañado y complejo, que a menudo se describe como imposible de mantener, desestructurado, imposible de depurar... básicamente jodido.
El código espagueti es un tipo especialmente virulento pero específico de código defectuoso, y no debe confundirse ni intercambiarse con los significados de código defectuoso en general. Las personas individuales rara vez escriben código espagueti por su cuenta. Pero, según algunos expertos, ciertos estilos de proceso de desarrollo en equipo lo hacen cada vez más común a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, el misterio de las aceleraciones repentinas seguía sin resolverse.




En aquel momento surgieron dos teorías para explicar por qué estos pedales de repente tenían mente propia. Una se refería al mal funcionamiento del software, mientras que la otra culpaba a las alfombrillas, que se deslizaban e inmovilizaban los pedales.

Sin embargo, unos meses más tarde, una investigación del Departamento de Transporte en 2011 descubrió que las alfombrillas solo eran responsables de una pequeña parte de los accidentes. En 2014, la empresa pagó 1.200 millones de dólares para evitar ser procesada por encubrir información sobre problemas de «aceleración involuntaria».

¿El verdadero culpable? El error humano. La mayoría de las veces, los conductores que informaron de que sus aceleradores estaban atascados estaban pisando el acelerador sin darse cuenta y pensando que estaban pisando los frenos. Los datos de muchas de las «cajas negras» de los coches implicados en incidentes de aceleración involuntaria mostraban que, en la mayoría de los casos, ni siquiera se habían pisado los frenos.

A menudo, los conductores viajaban en vehículos nuevos o con los que no estaban familiarizados o, por la razón que fuera, se confundieron.

Uno de los aspectos más frustrantes de todo este fiasco fue la respuesta de los medios de comunicación. En lugar de alertar a los conductores de los peligros potenciales de confundir el acelerador con el freno -algo que nos podría pasar a cualquiera de nosotros-, la atención se centró en el encubrimiento de Toyota, en el temible e impredecible software de los coches y, por supuesto, en las alfombrillas.

Esta distinción importa mucho ahora que nos adentramos en la era de los vehículos autónomos.






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11/10/24

La encrucijada de los aerotaxis: entre la quiebra y la gloria

Los vehículos eVTOL (despegue y aterrizaje vertical eléctrico), conocidos popularmente como aerotaxis, están acaparando últimamente algunos titulares de prensa. La semana pasada leí una de las últimas: Lilium se enfrenta a la quiebra si no recibe un préstamo del Gobierno alemán.

Lilium ha acumulado hasta ahora unas pérdidas de casi 1.500 millones de euros, sin apenas ingresos. Ahora el dinero se acaba. En su informe semestral, el pionero del taxi aéreo advierte incluso de una rápida insolvencia.

Los documentos afirman literalmente que, según la planificación financiera, «el grupo necesita inmediatamente capital adicional para seguir financiando su actividad en curso». Volocopter, la empresa que iba a sobrevolar París durante los pasados Juegos Olímpicos, también ha advertido de sus problemas financieros.

Desarrollar prototipos es fácil.

Pero según muchos expertos, el modelo de negocio eVTOL podría ser sólo una farsa tecnológica. Como ya dije en el pasado, las empresas de eVTOL son enormes máquinas de quemar dinero, y todas y cada una de las predicciones de ese post se han cumplido. Las reglas de la competición de eVTOL son sencillas: invertir todo el dinero que se pueda en conseguir la certificación necesaria para volar y la producción en serie -que ahora tiene un coste aproximado de 1.500 millones de dólares-, y conseguir dinero de los inversores para seguir quemando efectivo. El primero que lo consiga, gana la partida.

Joby Aviation es una de las empresas que parece estar ganando esta carrera. Han conseguido más de 3.000 millones de dólares de inversores como Toyota, Delta Air Lines, SK Telecom y Uber, y han realizado impresionantes exhibiciones en 2024:


Pero eso es todo. La farsa podría no durar más. A pesar de los sonoros anuncios de asociaciones de eVTOL con gobiernos, la NASA y otras instituciones, las cifras comerciales y los números técnicos siguen sin tener ningún sentido.

Próximos aerotaxis a volar


Los viajes iniciales de Joby probablemente llevarán a los pasajeros del centro de Nueva York o Los Ángeles al aeropuerto. Hoy, un coche Uber Black desde el centro de Manhattan al aeropuerto JFK costará unos 200 dólares. La velocidad será el gran argumento de venta. «Un vuelo en una aeronave de Joby desde un helipuerto del centro de Manhattan al JFK durará aproximadamente siete minutos, frente a unos 50-75 minutos en coche», dijo el CEO de Joby.

La empresa, sin embargo, se resiste a predecir un precio para sus servicios en sus declaraciones públicas, pero parece que al principio serían mucho más caros que Uber. Según algunas estimaciones, el precio del viaje será de 3 dólares por milla, basándose en una duración media del vuelo de 24 millas a una velocidad de crucero de 165 mph, transportando una carga media de 2,3 pasajeros y con un tiempo de respuesta de seis minutos. Y su expectativa, es que el coste de un viaje por pasajero se espera que esté a la par con un UberX.

Pero espere. ¿Quién podría querer ir al aeropuerto en un medio de transporte más rápido y lujoso? ¿Quién podría permitirse valorar tan alto su tiempo, aparte de los empresarios más ricos? ¿Cómo podría ser económicamente viable una empresa que quema dinero sostenida únicamente por superricos?

Pero esperen: estudios recientes han revelado que las cifras de autonomía de las baterías en la mayoría de los eVTOL estaban claramente sobreestimadas, debido a las duras condiciones de trabajo de los eVTOL durante el vuelo. Las baterías disminuirán rápidamente su rendimiento.

Y no, seguro que no volarás en un eVTOL propulsado por hidrógeno. Las razones para distribuir y mantener la potencia del hidrógeno como fuente de energía son técnicas justas, pero las condiciones de experimentación para lograr esos 523 hitos en el caso de Joby son bastante complicadas, y en realidad, las condiciones reales de vuelo con pasajeros a bordo lograrían un rendimiento y una autonomía muy inferiores.

Un Ford Levacar Mach 1 de exhibición (Michigan, 1959). Nunca se llevó a producción


Sólo puedo asegurarte una premisa básica de la física: cuantos más rotores tenga tu aeronave, menos eficiente energéticamente será. En realidad, así es como funcionan los helicópteros, que son bastante caros de usar, ahorran tiempo en comparación con los taxis y los consumen los súper ricos. Entonces, ¿por qué necesitamos crear aerotaxis si ya existen helicópteros? ¿Es la industria de los eVTOL sólo una farsa tecnológica para seguir aumentando el valor de las acciones y huir con el dinero? ¿Cuántas más de las actuales empresas de eVTOL quebrarán?

El tiempo lo dirá.







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3/10/24

¿Y si las personas en realidad prefiriéramos sociedades más desiguales?

Cualquiera que busque pruebas de que las personas tienen una aversión natural a la desigualdad encontrará numerosos estudios de laboratorio que parecen confirmar su opinión. Los estudios han descubierto «un deseo universal de mayor igualdad salarial», «igualitarismo entre los seres humanos», «igualitarismo en los niños pequeños» y que «la igualdad triunfa sobre la reciprocidad». Una búsqueda en Google Scholar de «aversión a la desigualdad» arroja más de 10.000 artículos sobre este tema.

En el ámbito de la inteligencia artificial, a menudo nos enfrentamos a cuestiones de justicia, igualdad y parcialidad. Pero, ¿y si nuestra comprensión de las preferencias humanas por la igualdad es fundamentalmente errónea? Un fascinante artículo ha arrojado luz sobre una verdad contraintuitiva: los seres humanos podrían preferir sociedades desiguales.

Cuando observamos el comportamiento de las personas en estudios de laboratorio, es fácil caer en la trampa de pensar que los seres humanos están predispuestos a la igualdad. Estos estudios pintan a las personas como santos amantes de la igualdad. Si se les da la oportunidad de repartir recursos entre desconocidos, los participantes suelen hacerlo por igual. Si se encuentran con una desigualdad preexistente, intentarán equilibrar la balanza dividiendo los recursos futuros de forma desigual. Este impulso por la igualdad es tan fuerte que algunas personas prefieren escenarios en los que todos reciben menos pero por igual, en lugar de escenarios desiguales en los que todos reciben más.

La gente parece considerar la distribución igualitaria como moralmente buena, enfadándose con quienes se benefician de la desigualdad. Incluso están dispuestos a pagar un coste personal para castigar a quienes distribuyen los recursos de forma desigual. Esta tendencia se da en todas las culturas: un estudio realizado en 15 poblaciones diversas reveló una disposición universal a castigar la distribución desigual, aunque la gravedad variaba. Incluso los niños de tres años muestran este sesgo hacia la igualdad. Y lo que es más revelador, los niños son igual de propensos a rechazar las distribuciones desiguales cuando éstas reflejan generosidad.


¿Y si los humanos realmente prefirieran las sociedades desiguales?

Dada la aparente preferencia humana por la igualdad en estudios controlados, cabría esperar que la gente abogara por una distribución de recursos perfectamente igualitaria en escenarios del mundo real. Sin embargo, la realidad pinta un panorama distinto.

Un estudio pionero realizado por Norton y Ariely en 2017 captó la atención de los medios al revelar dos datos clave: las personas tienden a subestimar el nivel de desigualdad en la sociedad y expresan su deseo de un sistema más igualitario del que creen que existe actualmente.

Los investigadores enmarcaron su trabajo como una exploración de «desacuerdos sobre el nivel óptimo de desigualdad de la riqueza». Sus conclusiones revelaron un consenso inesperado: en todos los grupos demográficos -incluidos los que no suelen asociarse con la redistribución de la riqueza, como los republicanos y los ricos- existía una preferencia por una distribución más equitativa de la riqueza en comparación con el statu quo percibido.

Ariely incluso escribió un artículo con un título provocador: «Los estadounidenses quieren vivir en un país mucho más igualitario (sólo que no se dan cuenta)».

Sí, los participantes expresaron un deseo de más igualdad de la que creían que existía. Sin embargo, los datos también revelaron una sorprendente tolerancia hacia las importantes disparidades de riqueza.

Cuando se les pidió que describieran su sociedad ideal, los encuestados sugirieron un modelo en el que el 20% más rico poseería más del triple de riqueza que el 20% más pobre. Esta visión, aunque más igualitaria que la percepción de las condiciones actuales, sigue abarcando una desigualdad sustancial.

Estos resultados cuestionan nuestras suposiciones sobre la actitud de la gente ante la distribución de la riqueza. Sugieren que, si bien existe un interés por reducir la desigualdad extrema, también hay una aceptación generalizada -quizá incluso una preferencia- por un cierto nivel de disparidad económica en la sociedad.


Equidad frente a igualdad

Es fundamental señalar que definir la desigualdad en sí es una tarea compleja. Los investigadores sostienen que necesitamos una definición consensuada del término «desigualdad». Hay que considerar al menos tres ideas distintas pero relacionadas: igualdad de oportunidades en la sociedad, distribución justa basada en el mérito e igualdad de resultados. Cada una de ellas representa un tipo diferente de desigualdad que se manifiesta en la vida cotidiana.

La clave para entender esta paradoja reside en distinguir entre justicia e igualdad. En el laboratorio, los resultados iguales suelen ser también los justos. Pero en el mundo real, la gente cree que deben tenerse en cuenta factores como el esfuerzo, la capacidad y el merecimiento moral, lo que lleva a preferir resultados desiguales pero justos.

He visto con mis ojos esta paradoja de la desigualdad: como profesor universitario, me pregunto cuántos de mis alumnos de grado seguirían estudiando una carrera dura si supieran que pueden ganar el mismo sueldo que alguien que no necesita obtener ningún título. ¿Tendríamos las aulas llenas si aceptáramos y consiguiéramos que un friegaplatos, un camarero, una limpiadora, o cualquier otra profesión de baja cualificación, ganara lo mismo que un arquitecto o un ingeniero? Tengo serias dudas.

Hace poco leí el excelente libro de Michael Sandel La tiranía del mérito, que me hizo reflexionar mucho sobre este concepto. La meritocracia se utilizaba originalmente como un insulto, no estaba bien vista. Sin embargo, casi todos los discursos políticos defienden esta idea y el mitificado sueño americano. Si toda la sociedad se rigiera por la meritocracia, el libro explica que habría una masa cruel de personas a las que se acusaría injustamente de no esforzarse lo suficiente y, por tanto, de no ser alguien importante en la sociedad. Sin embargo, como la mayoría de nosotros sabrá, el mérito académico, vital y laboral no sólo se basa en nuestro propio esfuerzo, sino que intervienen muchas más variables, como quiénes son nuestros padres o sus ingresos.

Reconocer estas diferentes dimensiones es crucial para formular un enfoque holístico que aborde la desigualdad, tanto en la sociedad... como en los sistemas de IA.




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20/9/24

Herramientas gratuitas de inteligencia artificial en educación

La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente diversos aspectos de nuestras vidas, y el campo de la educación no es una excepción. En los últimos años, hemos sido testigos de un creciente interés en la aplicación de herramientas de IA para mejorar y personalizar la experiencia educativa. Desde sistemas de tutoría adaptativa hasta asistentes virtuales para docentes, la IA promete revolucionar la forma en que enseñamos y aprendemos. Las adaptaciones de los planes de estudio para el empleo de estas herramientas se está cociendo lenta, pero firmemente, creo.

Tenemos que tener claro qué no hará la IA en nuestros centros educativos:

La IA nunca será capaz de alternar estrategias de enseñanza según el día, la hora, la motivación de los estudiantes o la materia de cada clase. Adaptarse y flexibilizar la hora de clase, midiendo el ambiente de clase, está solo al alcance de docentes humanos. Por no hablar de captar la atención, promover el diálogo y escuchar con verdadero interés las preocupaciones de los estudiantes. Dudo que podamos disponer de una inteligencia artificial que evite la disrupción, los conflictos, el desapego a la escuela o la pesada mochila (no solo física) que porta cada alumno.


Aún así, cada vez hay más evidencia científica de que estas herramientas pueden contribuir a una liberación de carga de trabajo de los docentes, a una educación más personalizada, y a una enseñanza y aprendizaje más eficaz, y que permitirá a los estudiantes ser ciudadanos más conscientes de la tecnología que nos está invadiendo en estos tiempos. Prueba de esta evidencia son los informes de la UNESCO, Guía para el uso de IA generativa en educación e investigación, o el documento de la Comisión Europea, Directrices éticas sobre el uso de la inteligencia artificial en la educación y formación para los educadores.


Fuente


En todo caso, desde este post me gustaría contribuir a la adopción de estas herramientas y la mejora de la educación de la mejor manera posible, y por eso, os traigo algunas de las mejores herramientas gratuitas que he encontrado para su uso en las aulas:


ChatGPT
ChatGPT destaca por su capacidad para ofrecer explicaciones detalladas, entablar debates sobre una amplia gama de temas y generar ideas creativas. Su versatilidad le permite adaptarse a diversos contextos, personalizando el proceso de aprendizaje. Esta adaptabilidad permite proporcionar respuestas ajustadas a las necesidades específicas de cada estudiante, potenciando así la aplicación individualizada del aprendizaje. El límite para aplicar esta herramienta a educación es la imaginación del docente, y se le puede pedir resumir textos, reescribirlos, corregir la ortografía, pedir que prepare el contenido para un temario concreto, o incluso crear el guion para una presentación.


Diffit
(Asistente IA para la creación de recursos educativos)

El principal reclamo de esta herramienta con IA es que facilita al profesorado la búsqueda de recursos para sus asignaturas, indicando la fuente de donde extrae la información. Así, genera textos sobre el tema que se le indique y tiene en cuenta el curso de los estudiantes para adaptarlos a sus conocimientos de forma más fácil; de estos textos también elabora un resumen, un vocabulario con las palabras más importantes y un cuestionario que los docentes pueden utilizar para comprobar si el alumnado ha entendido los contenidos explicados. El profesorado puede compartir, por otro lado, los contenidos que genera la aplicación mediante tarjetas didácticas, cuadernos de ejercicios, de respuesta corta… Es posible probarla de manera gratuita durante un mes y el único requisito es disponer de una cuenta de Google.


QuestionWell (Generador inteligente de cuestionarios educativos)
QuestionWell es una innovadora herramienta diseñada para simplificar la labor docente en la creación de exámenes y actividades de evaluación. Con solo unos minutos, los profesores pueden generar cuestionarios personalizados relacionados con su temario específico y crea preguntas relevantes en cuestión de minutos, tanto para exámenes como para actividades de clase. Además, permite exportar los cuestionarios a plataformas populares como Moodle, Quizziz y Kahoot! Y con una cuenta Google, se puede emplear su versión gratuita con las funcionalidades básicas.


GrammarlyGO (Creador y optimizador de contenido escrito)
GrammarlyGO permite a los usuarios crear escritos, reescribir y generar ideas de manera rápida y fácil. Otras características, como responder al contexto del correo electrónico que recibes, generar ideas y esquemas, y mejorar tu escritura de manera inteligente, también están accesibles. Para concluir, la versión de IA de Grammarly puede proporcionar funciones más personalizadas y beneficiosas para aquellos que quieren crear y pulir sus escritos.


PDFGear (Herramienta inteligente para resumir)
PDFgear es una herramienta de IA completamente gratuita que puede ayudarte a extraer rápidamente información de un archivo PDF grande y está entre los mejores resumidores de IA y mejores chatbots educativos. Para usarlo, puedes preguntar cualquier cosa en el archivo PDF y localizar lo que buscas en segundos, lo que lo hace una solución útil para resumir artículos de investigación. Además, puedes usar esta herramienta de IA para revisar múltiples PDFs de una sola vez.



Y hay muchas más herramientas interesantes,  como Duolingo o Socrative. En mi trabajo, por ejemplo, desarrollamos una herramienta de inteligencia artificial con el lenguaje gráfico de programación Scratch. Y como participante en algunas actividades de la Comisión Europea sobre estos temas educativos, esto es un tema que me apasiona. Así que si tenéis cualquier duda o queréis contactar conmigo, lo podéis hacer aquí sin problema y estaré encantado de ayudaros.

Y recordad,

La IA no ofrece el afecto que se merecen los alumnos. Nada sustituye el aliento o el consuelo del docente. Sin el apoyo personal y la compañía del profesorado perpetuaríamos un modelo basado únicamente en la eficiencia donde la inclusión pasa a un segundo plano. Los cientos de datos (muchas veces inútiles) de nuestras hojas de cálculo calificadoras serán poca cosa en comparación a los millones de datos que cada estudiante producirá a lo largo de su trayectoria educativa. Citando a Freire, en sus "Cartas a quien pretende enseñar", las cualidades de un docente son insustituibles por máquina alguna: la humildad, la amorosidad, la valentía, la tolerancia, la competencia, la capacidad de decidir, la seguridad, la ética, la justicia, la tensión entre la paciencia y la impaciencia, la parsimonia verbal...





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